prólogo

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Para Paul la mañana era espantosa, la alarma no dejaba de sonar y su cabeza comenzaba a dolerle, quizás hasta sus cejas sentían el dolor. La presionó y apagó, lo único bueno que era parte de ese día era que; las vacaciones de verano habían comenzado, Paul no pudo evitar ocultar su alegría después de tanto escándalo por el estúpido aparato.

─Al fin, tengo un montón de planes que cumplir con mis amig...
─No, obvio no.
Una figura femenina estaba recargada en el marco de la puerta con una gran sonrisa. Mary. Tenía un pequeño papelito arrugado en mano.
─¿Por qué?
─Irás a la escuela militar.
Le dijo mostrando el mismo papelito, un papelito que el día de ayer Paul había tirado para que su madre no tomará algún tipo de interés.
El azabache llevó una mano directo a su frente, sabía que su madre de alguna forma lo iba a saber.

─¿Y mis amigos?, ¿qué les voy a decir sobre esto?, ¡teníamos planes madre!.
Yo nunca te desobedezco, ¿por qué?

Habló sin entusiasmo a punto de llorar, por diversos motivos deseaba no haberse levantado esta mañana. Recién se había levantado y wow, estaba a punto de ir a un colegio militar por todas las vacaciones.

─Los padres de tus amigos me avisaron eso mismo, dijeron que irán a dejarlos ahí por su mal  comportamiento. Y tu no te hagas la blanca palomita James, ni te conviertas en un mártir, tendrás que ir, ya pagué y la inscripción está lista, comienza a guardar algunas de tus cosas, mañana te vas mi bebé.
Fue hacia él y le dió un cálido beso en la mejilla volviendo a sus labores hogareñas de siempre.

─Rápido, no quiero verte el día de mañana buscandolas, ya se que eres muy delicado, no quiero verte llorando por tus cosas.

(...)

Una pequeña maleta estaba en la regordeta mano izquierda de Paul, su ceño estaba fruncido en cada parte del viaje y su padre no ayudaba mucho, ya que volteaba a verlo y se soltaba carcajeando, eso hacía que su temperamento fuera subiendo, haciéndolo enfadar aún más.

─Bueno hijo querido, has llegado a tu palacio.

Se escuchaban diversas risas en el auto mientras que Paul rodaba sus ojos ante tanta estupidez. Lamentaba haber nacido por algunos momentos, hasta que vió a sus amigos del alma.
Brian, Richard y George.
Su semblante serio de inmediato cambió a uno totalmente alegré, su mamá no había mentido sobre eso, aunque también lo ponía triste, iba estar encerrado en ese infierno todas las vacaciones por una pequeña lista de incidentes que tuvo.

─Adiós, "familia".
Soltó saliendo del auto con lentitud, observando la cara de satisfacción de su madre. Este sería un nuevo comienzo para él.

¿Podremos? (McLennon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora