Capítulo #3| Ana

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Logré contener el aliento en mis pulmones hasta que sentí el rebote de las llantas del avión golpear la pista. Toda la sangre se acumuló en mis pies y luego volvió a mis extremidades superiores para tener la suficiente fuerza como para levantar mi propio peso del asiento.

Dispuesta a salir de ese avión cogí mi maleta de mano que crucé en mi hombro, la mochila de Wyatt en la espalda y cargué a mi hijo quien seguía adormitando en mis brazos.

Bajé por las escaleras auxiliares, caminé por un largo pasillo hasta que respire nuevamente, complacida de estar en Seattle sanos y en una sola pieza. No vuelvo a subirme en un avión a menos que sea de vida o muerte.

De pronto, mi móvil vibro en el bolsillo trasero de mis vaqueros. Masculle internamente al no desear despertar a Wyatt, pero debía hacerlo para contestar la llamada. Intente despertarlo con mimos hasta que me quede pretificada al sentir el peso de una mano en mi bolsillo.

Me di la vuelta rápidamente y allí me encontre cara a cara con el hombre misterioso sosteniendo mi celular entre sus dedos.

-"Papá"- leyó en la pantalla. Contesto y coloco, sorpresivamente, el móvil en mi oreja. El roce de las yemas de sus dedos fríos provoca que se me erice la piel del cuello hasta la nuca.

-hija- la voz de Raymond no impide que mis ojos queden clavados en los del tipo, quien sonríe con afán de estar cómodo en su posición.- estoy esperando fuera del aeropuerto. Dime donde están para recogerlos.

-no papá. Estamos cerca, iremos para allá. Te quiero.

-yo a ti- me inclino hacia atrás y él termina la llamada por mi y sin mi permiso vuleve a colocar el teléfono en su sitio y antes de retirar su mano logró percibir como le da un ligero apretón a mi culo.

-¿Señor?- otro hombre aunque unos años mayor, cabello canoso y semblante autoritario aparece de entre una multitud con un equipaje de ruedas y un maletín en la mano izquierda. Le da el maletín.

-gracias Marshall- el tipo al que nombró como Marshall me mira expectante, curioso y podría asegurar que le he sorprendido en sobremanera.

-de nada señorita- dice a pesar de que no le he agradecido su intromisión y perversa manía de usar a su favor mi condición para tocar mi trasero.

Wyatt se estremece y despierta con un leve bostezo. Seguidamente, se desliza hasta caer de pie y mientras se sostiene de mi se limpia los ojos con el dorso de su mano.

-hola campeón- al escuchar su voz hizo desasperecer de repente el sueño que aún era evidente que tenía, se volteó sobre sus pasos y corrió hasta él.

-hola. ¿Quién es él?- preguntó por el señor al lado de James Bond.

-el es mi amigo Patrick- Wyatt sonrío y alzo la mano para estrecharla con la de Patrick.

-¿puedo llamarle Pat?

Vio a James Bond dubitativo y luego asintió.

-no creo que sea un problema.- dijo sonriendo de igual forma.

-tenemos que irnos hijo, el abuelo espera por nosotros.

-por fin hablas.- replicó.

-no hablo con individuos que se aprovechan de las mujeres- masculle.

Pat soltó una risilla y cuando James Bond le obsequió la mirada más severa que pude haber visto en alguien se calló de golpe.

-vamonos hijo- estire mi mano y la tomó con reticencia.

-adiós Wyatt. Adiós...- se que quería saber mi nombre pero decidí ignorar por completo su existencia. Nos alejamos de aquellos hombres, pero mi hijo había tomado la iniciativa y yo actúe demasiado tarde.

-su nombre es Anastasia.- gritó. Cizañe mirando por sobre mi hombro.

-el mio es Christian- gritó por encima de una multitud.

-¿porqué has hecho eso?- sone un poco molesta.

-me agrada y eres muy cortante con él mamá.- responde.

-lo hago porque no confío en él. Hazme caso. Ese tal Christian no es de confianza.-aclaré y asintió lentamente sin dejar de hacerme saber que he quedado como la mala de esta historia.

Una vez que llegamos a la salida visualice a mi padre apoyado en un Anpala negro. Al vernos su expresión se enterneció, nos acercamos y me abrazo.

-Ana

-papá

Me soltó y le sacudió el cabello a Wyatt.

-¿qué tal el vuelo Wyatt?

-bien, supongo- encogió los hombros- mamá casi le da un paro y conocí a un amigo que se llama igual que yo.

Su abuelo alzó las cejas.

-¿un amigo?

-si, te contaré en el camino.

-eso me encantaría.- subimos nuestras cosas en la cajuela y entramos al coche. Wyatt decido ir en el asiento del copiloto para contar sus aventuras y mientras ellos iban distraidos me encontre de nuevo con la impactante figura del misterioso James Bond que ahora tenía un nombre de pila: Christian. Sopece el hecho de que él sabia mi nombre también, un hecho que me daba escalofríos y no se porque.

Ofrecida por Ti (CEO #2)©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora