Capítulo #5| Ana

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Al llegar a la zona departamental, cruzamos la entrada, recepción y un hombre con traje de etiqueta, tal vez un botones, de unos sesenta años tomó la mochila de mi hijo y la maleta pequeña. Era inusual en este lugar, alguien como él en un edificio donde la pintura de las paredes parece estar callendo por si sola.

-el es Alfred Wild-mi padre lo presenta.

-¿cómo el fiel amigo de Batman?-sin esperar una respuesta de Alfred mi hijo ya le estaba extendiendo la mano. El señor Wild dejó las cosas en el suelo y en vez de estrecharle la mano se inclina unos noventa grados y mueve ligeramente los brazos formando una reverencia.

-es un placer mi señor.- su voz enternece.

-genial- sonrie enseñando sus dos dientes delanteros, complacido de que Alfred continuará su juego.

-subamos Alfred- el señor Wild nos condujo hasta el elevador. Cuando se abrieron las puertas nos dimos cuenta que nos llevaba directamente al apartamento. Un amplio salón con suelo de madera, paredes de ladrillo con varias linternas atornilladas en línea. En medio de la sala habia cuatro muebles que conforman un perfecto cuadrado, en el ala derecha subiendo un escalón esta la cocina, el comedor y la isla y al lado izquierdo hay dos habitaciones, una al lado de la otra. Habia una escalera en caracol a un extremo.

-esa lleva a tú estudio.-señalo las escaleras.

-¿estudio? papá...- cuestione.

-se que es demasiado, pero es lo que te mereces. Tú y Wyatt. Ahora dejaremos que se instalen.- Alfred deja la maletas sobre uno de los sofá-nos vemos en la oficina a las siete y media.

-de acuerdo papá- le doy un beso en la mejilla- gracias. Por todo.

En ese instante su teléfono suena.

-disculpa- se aparta y camina hacia la puerta.-dime...ya dije que no iba aceptar nada que venga de ese maldito que lo único que desea es destruir...- masculla pero se detiene cuando me ve y sonrie. Aleja el celular de la oreja- los amo, descansen y nos vemos mañana.

-adiós abuelo- abre la puerta y se va, aún con el teléfono entre la oreja y su hombro.

Eso fue extraño, ¿con quién hablaba? Y más importante, ¿sobre quién discutían? Jamás lo había visto así, se lo preguntaré por la mañana.

-¿sabes algo sobre eso?- le pregunto a Alfred.

-no señorita- dijo- ¿necesita algo más?

-nada, gracias Alfred.

-es un gusto. Lo que necesité use el número nueve, es de recepción y yo atendere su llamada- asegura y finalmente se va.

-¡Mami! Mira mi cuarto...- echo andar hacia él. La puerta esta abierta y Wyatt en la cama jugando en el switch. Las paredes son de un color azulado pastel, hay figuras de anime, posters de personajes de acción por todos lados y un escritorio con la computadora de Wyatt ya instalada. Todo estaba aquí y se lo debía a la magia de mi padre. Bueno a la magia del dinero que ha ganado todos estos años con los exitos de la editorial.

-es tarde Wyatt, busca tu cepillo de dientes y a la cama. Mañana ayudarás a mamá a desempacar.- lo acribille con varios besos en la cara e hice que le matarán en el juego.

-Mami...- se queja y ríe al mismo tiempo.

-Mami nada. No ves que te amo.

-me lo demuestras todo el día.- se escapa de mis brazos y sale de la cama- hablando de eso, si me quieres deberías llamar a Christian.

-no señor. No uses mi cariño con eso- advierto.- además tiré la tarjeta- asi es, lo hice por la ventana del coche mientras estaba distraido hablando con su abuelo.

-no importa, sabía que lo harías. Así que me aprendí los datos de memoria

Vale, olvide ese detalle. Olvide que mi hijo es un super genio tal como su madre. Debí verlo venir.

-te prohibo que le llames, ¿me has entendido Wyatt?

Dibuja un circulo en el suelo con la punta de sus tenis, vacilante y haciendo un puchero con sus pequeños labios. Cuando lo hace se que hará lo contrario.

-No conoces a ese hombre lo suficiente- dije agotada.

-no, pero podría si me dejarás.

-¿porqué tanto empeño en conocerlo?

Inmediatamente baja la cabeza, un poco retraido.

-porque me recuerda un poco a papá-dice finalmente. Temiendo mi reacción corre hacia el baño y se encierra en él.

-hijo...- golpeo la puerta- vamos sal.

Maldije internamente. Me odio a mi misma por haberle obsequiado una foto de su padre, una foto que siempre anda cargando en el bolsillo. Dios, siempre hemos sido los dos y siempre pensé que sería así, pero lleva insistiendo casi un año, desde su cumpleaños, que desea tener un padre.

-esta bien. Tu ganas- resople contra la puerta.- ahora sal. No me gusta cuando haces esto.

La puerta se abre de a poco. Wyatt, cabizbajo y con una mirada complice salta a mis brazos.

-lo siento.

-estaré contigo cuando le llames. Es la única condición.-objete.

-vale-corrió como si fuera flash a por mi teléfono.

-¿usaras mi móvil?

-si, así tendrá tu numero.

Rodé los ojos. Me arrepentire de esto. No, ya estoy oficialmente arrepentida, ya estoy quejandome de lo blanda y manupulable que puedo ser.  Si ese estúpido se mete con mi hijo no vivirá para contarlo.

Ofrecida por Ti (CEO #2)©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora