Capítulo 3 : Agua

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"Eras un pez grande en un estanque pequeño. Esto es el océano y te estás ahogando" (Big fish)

¿Cómo es que nunca lo había notado?

¿Cómo es que su realidad me habían cegado? Tanto que no podía haber visto las señales, las grietas que me impedían seguir el camino.

Pero ahora es tarde, ahora corro con sangre en mis rodillas y duermo con mi cuerpo amoldado de manera extraña, menospreciando todo, sonriendo agriamente o no sonriendo.

¿Es tarde? ¿O habrá quedado algo de esperanza?

Rebobinemos.

No tengo mi castillo, esta muerto, hecho cenizas. No sé donde están mis padres, ellos fueron victima del incendio y tal vez formen parte de sus restos. Y si siguen vivos jamás me buscaron, no quisieron encontrarme, se deshicieron de mi. Porque si me quisieran estarían ahora conmigo, limpiando las heridas de mi cabeza.

Aunque todavía tengo esa pequeña esperanza de que tal vez existan y estén buscandome. Intentando hacer lo posible para recomponer esa pequeña fantasía de tener una familia perfecta alejada de la crueldad del mundo.

Aún así, teniendo ese optimismo, sé que todo esta enterrado ahora, el pasado insuperable que se convirtió en tragedia en solo segundos.

Esa noche no pude dormir, luego de despertarme en medio de la nada, recostada sobre el piso, protegida por algo precario y agujereado por donde caían gotas de lluvia. La superficie era como una especie de mezcla entre barro, hojas, piedras y algo que le daba consistencia para que no se desvaneciera. Tenía una forma triangular y en su punto máximo se veía la luna.

Me quedé pensando en todo lo sucedido con ojos abiertos y espalda firme. Ya nada volvería a ser lo mismo, pareciera como si todo el mundo esperara verme caer. Ya no era como de pequeña, ahora podía entender la delgada línea entre mi mundo y la realidad. Una primera lección que ya había dejado cicatrices.

Estoy sola, repetí mentalmente, no puedo confiar en nadie. No puedo. Estoy sola.

Es difícil entender, todavía no lo creo. No puedo creer que todo haya sido un engaño, que todo haya sido una maldita mentira. Que todo haya sido como un artificial y ficticio sueño.

El agua caía contundentemente sobre mi mejilla, no sabía si eran las del cielo o mis propias lágrimas, ya no podía sentir la diferencia. A lo lejos se escuchaba una especie de llanto, que se mezclaba con el sonido de la multitud hablando, cada vez se sentían más y más cerca. Limpie mis ojos, dejando lo borroso, viendo la claridad.

Los ruidos se concretaron a mi alrededor. Ellas ya me había rodeado sin que siquiera me diera cuenta.

— Arriba, arriba  — Exclamó una anciana de profundas arrugas arrastrando una opaca tela, dejando que la luz me encegueciera.

De repente ya era de día ¿Cómo fue que la noche se había esfumado tan rápido, si hace solo momentos podía ver la luna llena?

— Vamos — Ordenó ella  tirando bruscamente de mi brazo — Ya es tarde.

— ¿Tarde para qué? — Pregunté poniéndome lánguidamente de pie.

— El agua — Puntualizo señalando el sol.

Fruncí el ceño sin llegar a entender su concreta y parca forma de hablar. Ella negó con la cabeza molesta y arreglo su cabello en una coleta, mientras seguía presionándome, casi arrastrándome hasta un recinto cerrado.

El viento, los árboles, las pequeñas viviendas tanto en lo alto como en lo bajo. Estaba en medio del bosque.

Las personas me miraban intrigados, algunos sorprendidos, examinando mi desgastado vestido y mi torcida y renga forma de caminar.

Alas de MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora