Capitulo 9

286 33 18
                                    

Alex balanceó sus pies. Se aburría y moría de frío. Su madre le había prometido que no tardaría y siendo las ocho de la noche aún no salían.

Su estómago rugió con furia y maldijo el ser hija de médicos.

La vida de los médicos suele ser estresante en muchos sentidos, ellos van donde los necesitan y sin importar la hora. En el caso de la madre de Alex una radiólogo/ ecografista, además de tener también otros títulos como ginecólogo obstetra y acumpunturista. La vida no era fácil.

Ella era una mujer dedicada a su trabajo, del tipo de persona que estaría todo el día metido en una clínica, lo que le faltaba ahí era tener la cama para poder pasar las noches y los días que tenía guardia, pues los pacientes no paraban de llover.

Pero como la mujer diría "no te amargues que de eso comemos" Alex sólo podía morderse la lengua y callar, no podía hacer una rabieta ahí mismo y traer la ira de su madre que cuando se enojaba tenía un carácter peor que el de ella.

De tal palo tal astilla o eso es lo que dicen. Alex miro el teléfono refunfuñando. Adrián y el resto de los chicos habían pasado las fotos de la obra y el tras de escenas por el grupo de whatsapp. Alex las contemplo y tomó una de las fotos que le había tomado Adrián junto a Remington para ponerla como fondo de pantalla en su teléfono. Se sentía feliz de sólo ver esa foto por mucho que a su parecer ella salía horrible y con cara de pendeja.

Pero eso no era lo que le preocupaba a la chica a esas alturas de la noche. Ella no tenía ni un sólo mensaje de Remington y el solía escribirle a las seis de la tarde apenas llegaba a su casa.

Resoplo moviendo su flequillo y apoyó sus antebrazos sobre el escritorio del área de transcripción. Algo así como una pequeña oficina donde su madre se encerraba a escribir y dictar diagnósticos.

Su madre entro. Apresurada dejo unas fotografías de alguna ecografia y miro a su hija.

—¿Qué? ¿al fin nos vamos? Me muero de hambre.— La mujer puso sus manos en los hombros de su hija y la miro fijamente. Quería decirle algo.— Okey, ya me estas asustando.

—Esto es importante Alex... Necesito que cuando te diga lo que te voy a decir no vas a alterarte.

Alex sintio un escalosfrio recorrerle el cuerpo, sea lo que sea no debía ser bueno.

—Te juro que si volviste con ese cabron me voy a casa de papa.— Dejo en claro pero la mujer negó mordiéndose los labios.—¿Entonces que es? Ya me estas dando mal rollo con tanto misterio.

—Tu amigo, el chico este.. Que es estudiante de tu psiquiatra está aquí.

Alex frunció el ceño.

—¿Remington? ¿Y el que hace aquí?

—Hija... El tuvo un accidente. Está en el área traumashock.

Sus ojos se abrieron como un par de lunas llenas, se levantó de ipso facto mientras que ese hueso de pollo se atoraba en su garganta. Se le fue toda huella del hambre voraz que parecía comerle los intestinos y miro con horror a su madre.

Se apresuró a la puerta, necesitaba verlo a toda costa, pero su madre le bloqueo la salida.

—Quítate de mi camino, tengo que ir a verlo..

—Sabes que es imposible. En el área de traumashock sólo entran médicos y enfermeras. Tu no puedes entrar y lo sabes bien.

—¡Me vale una mierda!.— Grito al borde de las lágrimas. Su cuerpo temblaba y su madre la miro con preocupación temiendo que tuviese una crisis.— Tengo que verlo, me limpio el culo con las reglas de esta clínica mediocre Richardson.. Voy a ver a Remington y no me importa hacer una jodida escena hasta verlo.

•Save Me•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora