Elizabeth pasó la mayor parte de la noche en la habitación de su hermana, y por la mañana tuco el placer de pode enviar una respuesta satisfactoria a las múltiples preguntas que ya muy temprano venía recibiendo a través de una sirvienta de Bingley, y también de las que más tarde recibiría de las dos elegantes damas de compañía de las hermanas. A pesar de la mejoría, Elizabeth pidió que se enviase una nota a Longbourn, pues quería que su madre viniese a visitar a Jane para que ella misma juzgase la situación. La nota fue despachada inmediatamente y la respuesta a su contenido fue complementada con la misma rapidez. La señora Bennet, acompañada de sus tres hijas menores, llegó a Netherfield poco después del desayuno de la familia.
Si hubiese encontrado a Jane en peligro aparente, la señora Bennet se habría disgustado mucho, pero quedándose satisfecha al ver que no era alarmante, no tenía ningún deseo de que se recobrase pronto, ya que su cura significaría tener que marcharse de Netherfield. Por ese motivo se negó a atender a la petición de su hija de que se la llevase a casa, cosa que el médico, que había llegado casi al mismo tiempo, tampoco juzgó prudente. La madre y las tres hijas, entonces, fueron invitadas a pasar al salón donde Bingley las recibió y les preguntó por Jane con la esperanza de que la señora Bennet hubiese encontrado a su hija mejor de lo que esperaba.
-Pues, verdaderamente la he encontrado muy mal- le respondió la señora Bennet-.Tan mal que no es posible llevarla a casa. El doctor Jones dice que no debemos pensar en trasladarla. Tendremos que abusar un poco más de su amabilidad.
-¡Trasladarla!- exclamó Bingley- ¡Ni pensarlo! Estoy seguro de que mi hermana también se opondrá a que se la lleve a casa.
-Puede usted confiar, señora- repuso la señorita Bingley con fría cortesía- en que a la señorita Bennet no le ha de faltar nada mientras esté con nosotros.
-Estoy segura- añadió la señora Bennet-de que, a no ser por tan buenos amigos, no sé que habría sido de ella, porque está muy enferma y sufre mucho, aunque, eso sí, con la mayor paciencia del mundo, como hace siempre, porque tiene el carácter más dulce que conozco. Muchas veces les digo a mis otras hijas que no valen nada a su lado ¡Qué bonita habitación es esta, señor Bingley, y qué encantadora vista tiene a los senderos del jardín! Nunca he visto un lugar en todo el país comparable a Netherfield. Espero que no pensará dejarnos repentinamente, aunque lo haya alquilado por poco tiempo.
-Yo todo lo hago repentinamente- declaró Bingley. Así que si decidiese dejar Netherfield, probablemente me iría en cinco minutos. Pero, por ahora, me encuentro muy bien aquí.
-Eso es exactamente lo que me esperaba de usted- dijo Elizabeth.
-Empieza usted a entenderme, ¿no es así?- exclamó Bingley volviéndose a ella.
-¡Oh, sí! Lo comprendo perfectamente.
-Desearía tomarlo como un cumplido; pero me temo que el que se me conozca fácilmente es lamentable.
-Es como es. Eso no significa necesariamente que un carácter profundo y complejo sea más, o menos estimable que el suyo.
-¡Lizzy!- exclamó su madre- recuerda dónde estás y deja de comportarte con esa conducta intolerable a la que nos tienes acostumbrados en casa.
-No sabía que se dedicase usted a estudiar el carácter de las personas- prosiguió Bingley inmediatamente-. Debe ser un estudio apasionante.
-Sí, y los caracteres complejos son los más apasionantes de todos. Por lo menos tienen esta ventaja.
-El campo- observó Darcy- no puede proporcionar muchos sujetos para tal estudio. En el pueblo se mueve uno entre una sociedad invariable y muy limitada.
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Orgullo y Prejuicio Jane Austen
RomanceLas señoritas Bennet son cinco hermanas de una familia muy respetada de Hertfordshire, asisten a bailes y conviven con sus amigos del pueblo, pero su vida cambia cuando llega un apuesto caballero, y, tras un baile, los sentimientos comienzan a emer...