Epilogo

5.9K 442 288
                                    


Gracias a todos por leer esta humilde novela. Quisiera agradecerles por su paciencia, por su cariño, por sus recomendaciones.

Varios de ustedes se toman la molestia de recomendar esta novela y traer más lectores. Les estoy eternamente agradecida.

Y ahora sí, acá vamos con lo último de esta historia. Como siempre, nos vemos en las notas de autor.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me encontraba realmente molesto. No podía creer que luego de presentar la aplicación para mi traslado, este me fuera denegado. Si la razón era porque tuve que estar alejado más tiempo del deseado, de mis deberes como detective, fue por una licencia médica. Todo lo expuse en la carta con la que pedía mi relocación.

Lo peor de todo, lo que más me enervaba era que el nuevo Capitán de la delegación me citó a su oficina, para discutir los términos de mi traslado, en caso que accediera a otorgármelo.

¿En serio? Apenas tomaba el cargo ya estaba siendo un hijo de puta. Por lo menos podía esperar un par de meses para eso, pero no.

Una de las razones por las que exigía trasladarme a otra delegación sería que no quería verle la cara a semejante imbécil. Mi reclamo era justo. El puesto en la otra ciudad donde pretendía instalarme me esperaba, todo el papeleo burocrático y eterno estaba terminado. Solo faltaba que aquel nuevo Jefe hijo de zorra se dignara a firmar mi traslado y no tendría más negocios que hacer con mi antiguo centro de trabajo.

Una sensación extraña me embargó apenas me estacioné en la puerta de la delegación. Tan solo fueron unos meses en los que tuve que estar fuera y en realidad me supieron a años. La fachada del cuartel todavía seguía en reparación. La explosión que tiró abajo una parte del edificio, dañó los negocios adyacentes.

Esta ciudad no iba a ser la misma para nadie.

El hecho de entrar a la nueva oficina me hizo sentir como si fuera la primera vez que la pisaba. Ya no era aquel recién transferido muchacho que pensaba que el mundo le pertenecía. Me sentía ahora como un viejo que vivió demasiado caminando entre novatos.

Todo se veía diferente, incluso caras nuevas que al verme de pie en la entrada me miraron extrañados. No les presté demasiada atención, aunque sé que me siguieron con los ojos.

Mi escritorio seguía en su sitio y todo quedó donde lo dejé la última vez. Tendría que vaciarlo y marcharme con lo que fuera que quisiera conservar. Nada, no tenía gran cosa que llevar. En cambio, el escritorio de Masselli ya no estaba. Hacía más de un mes que no tenía contacto con ella. Conociéndola como la conocía, Masselli debía estar embarcada en una misión para atrapar a los de la Baraja.

La última vez que conversamos me contó acerca de los avances de la investigación. Además de que por fin Samir se dignó a dar señales de vida. Conocía tan bien a Maselli que seguramente le dio otra paliza y no lo dejó en paz hasta que le dio su versión de lo que pasó.

Corpóreo y mundanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora