12/ Dame un abrazo

128 17 3
                                    

Alex corría de aquella panel Blanca, y se le ocurrió internarse a la avenida 52, donde podría encontrar teléfonos, y gracias a los postes, la panel no podría entrar. El barrio chino, tenía sus ventajas, Alex con los pocos dólares que tenía compró un cuchillo con su estuche portable, podría servirle ante los asesinos? Obviamente no, eran patadas de ahogado en arenas movedizas.

Alex, sabía que en poco tiempo le buscarían, bajarían de esa panel y mostrarían sus rostros, y eso era lo que esperaba para saber la identidad de sus persecusores.

*Stasy* Bajó por las puertas del otro lado, cayendo por las vías del tren, sentía su pecho latir, y sus lágrimas caer por este mismo, cayó de la peor manera, su rodilla, chocó contra una de las reglas de metal de aquella vía, sintió el dolor, pero comprimió ese grito en un respiro profundo, sellando sus labios a Pura presión intentó levantarse:

—Mierda! —Dijo viendo que su rodilla no estaba en la mejor situación.— Duele mucho! —Dijo pasando su mano suavemente y viendo que la sangre comenzaba a salir.

Volteó ligeramente la cabeza y vio entrar al tren a los sujetos vestidos de negro, pero para su sorpresa, no fue a ella a la que buscaban, si no que se llevaron a la jovencita con la que había estado hablando hace menos de 5 minutos. Con agresividad la agarraron de manos uno de un lado, y otro del otro. En realidad la chica si decía la verdad, ella era otra víctima. Pero como sabía que Alex estaría en la avenida 52? Será cierto o ella escuchó a alguno de esos matones decir que habían visto a Alex cerca de allí? Las dudas rodeaban la cabeza de Stasy; pero aquello era su última esperanza.

Esa rodilla lastimada no le dejaría ir a gran velocidad así, que por su propia cuenta eligió ir por las vías de tren, si caminaba aún, lento, pero seguía la vía, llegaría a la avenida 50, en menos de lo que canta un gallo.

Después de todo lo ocurrido no sé necesitaba ser un genio para saber lo que sucedía, el teorema de los asesinos estaba armado, ellos buscaban gente joven, personas en específico.

Las vías eran oscuras, y el miedo que Stasy tenía por todo, le hizo ver sus miedos anteriores más pequeños que nunca, pues antes de todo esto ella le tenía un horrible pavor a las ratas, pero ahora parecían no darle más que asco y cólera. Las veía pasarse en medio de la oscuridad frente a ella, y empezaba a suceder, que se internaba en la parte más oscura, de las vías, no veía nada, sólo tenía ese verandal guiandola en medio de esa maldita oscuridad, que le aterraba. Todos los cuentos de terror, y de ficción parecían, mentira ante todo lo que estaba viviendo.

A veces creamos seres imaginarios, oscuros y malvados, para atormentar nuestra mente, pero olvidamos que el ser humano es peor que cualquiera de esos seres imaginarios malvados. No suele apelar a la piedad, si se por medio están sus oscuros y macabros intereses.

—Que buscan de mí!?—Gritó en medio de aquella oscuridad, llorando, desesperada, queriendo una respuesta.

De pronto escuchó un horrible sonido, como cuando alguien deja caer un saco de cemento o un libro al suelo, volteó a ver a lo lejos, en el único de las vía había una silueta que no podía distinguir. Parada, quieta, sin moverse o tan sólo provocar movimientos.

—Oh mierda! —Dijo Stasy Llorando desesperada.

Viendo como sus pasos se hacían cada vez más lentos debido al dolor de su rrodilla, y como aquel que la perseguía estaba entrando al pasillo, y sus pasos parecían ser más rápidos que los de ella. Stasy no lo pensó dos veces, comenzó a correr, y cada paso deje daba sentía un gran dolor. Alguna vez te has dado un golpe? Pues imagina ese dolor, más grande en tu rodilla, y todavía la misma, con una cortada. Las flexión al correr, hacia que la sangre flojera más rápido y la sangre saliera.

Red Room (Teoría De conspiración 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora