Nocturno

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Tweek estaba sorprendido, se sentía demasiado preocupado ahora.
¿Esas cosas estaban buscando a Craig?
¿Que podía hacer para protegerlo?
Al igual que su madre, Tweek experimentaba una desesperación poco natural solo de pensar que alguien alejara al chico de sus vidas.
Era su mejor amigo, nadie iba a quitárselo. Ni esas criaturas ni nadie.
-¿Y si los cazamos?-
La sugerencia del rubio quedó en el aire, fue como un detonante de tensión y un momento incómodo en el hogar.
-De ninguna manera...- dijo Richard mirándolo severo, Tweek refunfuño.
-Van a seguir molestando a Craig y probablemente lo que sea que estaba ahí afuera vino a verlo-
-Es imposible cariño, nadie sabe de Craig -
-Craig es bueno olfateando y rastreando ¡seguro ellos también!-
El pelinegro se acercó a Tweek y negó con la cabeza, deseaba explicarle que aunque fuera de su especie, a ellos les era imposible diferenciarlo por su aroma de un humano.
-No lo creo cariño, Craig no tiene los mismos hábitos que un anubis normal, probablemente sea raro para ellos, he ahí porque la mujer se desconcertó al ver a Craig, seguro no sabe cómo catalogarlo-
-No quiero que se lo lleve...- dijo por fin su amigo rubio, el pelinegro abrió los ojos sorprendido, esa preocupación otra vez... Esa cálida sensación en su pecho...
-Lo se... Yo tampoco hijo... Pero cazar a otros no lo ayudara ¿Te gustaría que alguien cazara a Craig?- dijo Richard, causando el inmediato pánico de su hijo
-¡No!-
-Claro que no, son personas Tweek, razonan, sienten, solo quieren sobrevivir y no somos salvajes para querer erradicarlos... Si debes defenderte, hazlo, pero jamás atentes contra una vida si no es absolutamente necesario-
El rubio pecoso miró el suelo avergonzado... Aquellas palabras se quedarían en su cabeza para siempre.
"Jamás atentes contra un vida si no es absolutamente necesario..."
-No te iras... ¿Cierto?- pregunto Tweek frunciendo el ceño a Craig. Su expresión molesta y preocupada dejaba ver también cierta tristeza en sus palabras.
El chico negó con la cabeza, pero se sintió culpable al mentir sobre aquello.
No iba a quedarse en casa esa noche.
Probablemente la próxima tampoco.

-Craig... perdiste tu gorro cariño...-

El chico miro al suelo avergonzado, Helen acaricio su cabellera azabache.

-Bueno... mañana lo buscaremos-

-

Cuando la noche llegó, Tweek miraba inquieto por la ventana, aunque Helen había advertido a Craig sobre todo, Tweek conocía a su amigo y sabía que nada lo detendría si queria salir.

Sus sospechas se confirmaron cuando vieron al pelinegro alejándose, con un libro bajo el brazo y un paso seguro, se alejó de la casa cada vez más.

Tweek se sintió traicionado... odiaba aquello ¿Cómo podía Craig hacerle eso? Su madre iba a preocuparse muchísimo, iba a dolerle si algo le pasaba...

No quería pensar demasiado en ello pero tampoco quería estar lejos de Craig... era peligroso seguirle pero a veces deseaba tanto hacerlo...

Se recostó en su cama, angustiado, dando vueltas en el colchón sin saber exactamente que hacer, esperaba que Craig regresará...

No supo en qué momento se quedo dormido, ni siquiera sabía si estaba soñando en verdad.

Vio una mujer rubia a un lado de su cama, acariciando su cabello con delicadeza, acercándose a olfatearlo...

Esos ojos negros.

Se quedo petrificado del terror.

Craig era un chico y a veces le daba algo de miedo, pero un anubis adulto... eran palabras mayores...

Estaba paralizado, apenas y respiraba, la mujer lo vio fijamente, hizo una señal, poniendo su dedo sobre sus labios pálidos, pidiéndole al rubio que guardara silencio.

AnubisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora