30. Destino de héroes

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Se sentía muy extraño el volver estar sentado en una de aquellas impresionantes naves. No habían cambiado demasiado en todo el tiempo que él no había estado allí. Sus dedos envueltos en los guantes oscuros no dejaban de juguetear en el respaldo del asiento, podía sentir el nerviosismo ascendiendo por todo su cuerpo, no entendía aun como es que se encontraba envuelto en aquella situación.

‹‹¿Qué hago aquí?››, volvió a preguntarse para sus adentros. Antes de que consiguiera una respuesta, logro sentir como otra mano se posaba sobre la suya consiguiendo que dejara de mover sus dedos. Muy despacio giró la cabeza para encontrarse con los hermosos ojos verdes de su esposa, no necesito decir nada, solo con aquella mirada lo comprendió todo, entendió que todo estaría bien, siempre que se mantuvieran unidos.

Dirigió su mirada hacia el asiento a unos pocos centímetros del suyo, allí se encontraba Andrew, su antiguo líder, y al ver su aspecto, sus cicatrices, su ojo cegado, las arrugas que comenzaban a apoderarse de su piel blanca, le fue imposible no sentir un pinchazo de culpabilidad, no era clarividente ni podía ver el futuro, pero pensaba que posiblemente si se hubiera quedado en la Nación, su líder no hubiera terminado en semejante estado.

Aspiró un poco de aquel aire caliente, sintió como se deslizó por su garganta y llenó sus pulmones. Ahora sabía porque había aceptado ir a ese lugar, sentía culpabilidad, sentía que aún le debía algo a Andrew.

‹‹Esto es tú culpa››, pensó recordando la primera vez que se encontró con Deus, había sucedido en el museo de Ciudad Miller, se había encontrado a punto de asesinar a una persona, y eso no era lo peor, sino que pensaba que dicha persona merecía morir, ya ni siquiera recordaba su nombre, recordaba perfectamente al anciano Morihei, creía firmemente que si él no hubiera estado con ellos aquella noche, seguramente hubiera muerto. También recordaba a Jay, él había sido quien evito que se fuera por el mal camino, y no conforme con ello, le entregó algo aún más preciado, su amistad. Apretó su mano libre, aun le dolía el no haber podido hacer nada para salvar la vida de aquella persona que le había salvado anteriormente. Extrañamente sentía que todo aquello había pasado hacia cien años y posiblemente a otra persona que no era él.

La capa roja ondeaba debido al frío viento que soplaba, en aquel primer instante sintió que había visto a un dios con cuerpo humano, Deus envuelto en su emblemático traje azul descendió, compartió unas cuantas palabras con el anciano Morihei, les felicito por lo realizado, en aquel momento no pudo evitar sentirse totalmente seguro, sentía que si estaba al lado de aquel impresionante hombre, jamás nada malo podría sucederle, ni tampoco a la humanidad, lo cual era lo que Deus más amaba.

‹‹Y aun en tú muerte demostraste dicho amor››, pensó al recordar la historia relatada por Charles. No culpaba a los miembros restantes lo cuales se mostraron ofendidos ya que Deus no les había confiado nada de aquel arriesgado plan, aunque pensaba que quien tenía más derecho para pedir explicaciones o gritar sin parar era Andrew, el cual fue el único que se mantuvo inmóvil, sentado, con las manos entrelazadas y con una mirada un tanto perdida, sin duda estaba pensando en los problemas del porvenir y una manera de solucionarlos, volvía a aceptar la pesada carga que era llevar y dirigir la Nación de Superhéroes, con todo y sus responsabilidades y consecuencias. Y mucho antes de que consiguiera decir algo, apareció aquel rostro en el cielo, el cual comenzó a hablar para sorpresa de todos.

Aunque jamás lo admitiría a los cuatro vientos, muy en el fondo, en aquel oscuro lugar de su mente, guardaba la esperanza de que Deus continuara vivo como había sucedido hacía mucho tiempo atrás, pero su parte de razonamiento le decía que era imposible, si el relato de Charles era real, el cuerpo de Deus junto con el meteoroide se habían dirigido a la estrella más calurosa del sistema solar, por lo que era impensable que hubiera sobrevivido a ello.

El Nombre del Héroe  (Crónicas de un Inesperado Héroe IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora