.:Capítulo 5:.

962 105 15
                                    

No era la primera vez que despertaba, pero, aún así, aquel cuarto impecablemente limpio y pintado de blanco le seguía pareciendo un lugar extraño. Todo le parecía raro; desde las enfermeras que se acercaban para cambiarle el suero o para constatar su estado, hasta los médicos que pasaban a verle y preferían guardar silencio cada vez que él los acosaba a preguntas.

Nadie quería explicarle lo que estaba haciendo en aquel lugar. Nadie le contaba por qué había ido a parar a aquel hospital. Intentó encontrar las respuestas a esas mismas preguntas dentro de su cabeza, pero fue inútil.

Se movió en la cama y, entonces, vio la marca en sus muñecas. Pasó la yema de los dedos por la línea roja que apenas comenzaba a cicatrizar.

Movió las piernas y lo invadió una punzada de dolor; tuvo la sensación de que mil agujas se clavaban en la planta de sus pies. Tironeó de las sábanas y se cubrió la boca con la mano para no gritar.

El dolor era apenas soportable y, no era para menos, tenía los pies terriblemente hinchados, y se podía ver un hilo de sangre seca sobre las vendas.

Volvió a cubrirse y apoyó de nuevo la cabeza en la almohada. ¿Qué había sucedido con él? ¿Por qué no lograba recordar cómo había terminado lastimado de aquella manera?

Una enfermera entró a su habitación. Le sonrió y levantó las sábanas.

-¿Te duele? -preguntó.

-Sí, bastante.

-Bien, te traeré un calmante y enviaré a alguien para que te cambie el vendaje -le respondió mientras revisaba sus pies.

-¿Podría decirme qué fue lo que me sucedió?

-Lo siento, señorito Uzumaki; el doctor no nos autoriza a darle ese tipo de información.

Iba a protestar, pero sabía que sería en vano; la enfermera no le diría nada. Al menos, en aquel lugar sabían quién era él. Tuvo la extraña sensación de que había escuchado su propio apellido después de no haberlo oído durante mucho tiempo.

-Iré a por el calmante. -Volvió a cubrirlo con la sábana-. Regreso enseguida.

-Gracias. -Se quedó mirándola hasta que abandonó la habitación y, al hacerlo, dejó la puerta abierta.

Si no le hubiesen dolido tanto los pies, se habría levantado de esa cama y habría buscado algún teléfono para poder llamar a su hermano. Seguramente, Menma estaría preocupado por él; había prometido llegar temprano a casa y, en ese momento, sin saber cómo y por qué se encontraba malherido en aquel hospital.

Oyó unos pasos que se acercaban por el pasillo; de seguro la enfermera regresaba con el calmante.

Un hombre alto, de cabello negro y piel pálida entró en su habitación.

-¿Quién es usted? -Era la primera vez que veía a aquel hombre.

-Señorito Uzumaki, soy el teniente Uchiha y he venido desde La Arena para hablar con usted -le informó mientras se acercaba a la cama.

Él arqueó las cejas.

-¿De la Arena?

Fugaku Uchiha asintió con un leve movimiento de cabeza.

-Pero... no entiendo. -Quiso echar un vistazo a través de la ventana, aunque desde su cama no alcanzaba a ver nada -. ¿Acaso no estamos en la Arena?

-No, estamos en Konoha, a unas seis horas de la Arena.

-¡Pero eso no es posible! -Estaba aturdido, sin entender lo que estaba sucediendo-. ¿Cómo he llegado hasta aquí? Anoche, después de dejar la universidad, fui hasta la biblioteca; Menma me llamó para decirme que una pizza de pepperoni estaba esperándome en casa.

-¿Eso es lo último que recuerda? -Las ilusiones de encontrar, por fin, respuestas se desvanecieron en un segundo.

-Sí. -Se tomó la cabeza con ambas manos-. Salí de la biblioteca y perdí el autobús, luego... -Se detuvo de repente.

-¿Qué sucedió luego?

Quiso recordar lo que se suponía que había sucedido después de perder el autobús, pero no pudo. Pese a hacer un esfuerzo por traer los recuerdos a su mente solo había un enorme hueco en su memoria.

-¡No puedo recordarlo! -Sacudió la cabeza de un lado a otro y se detuvo cuando una terrible jaqueca comenzó a martillarle el cerebro.

Fugaku Uchiha se sentó junto a él y le tomó de las manos.

-Cálmese, ya recordará todo lo sucedido.

Le temblaban las manos, se sentía completamente perdido, y aquel extraño pretendía consolarlo por algo que ni siquiera él sabía de qué se trataba.

-¿Qué es lo que usted sabe? ¿Por qué un policía viene hasta aquí para hablar conmigo?

Lo contempló y, más que nunca, sintió pena por él.

-Tal vez deberíamos esperar.

-No. -Sus ojos celestes estaban suplicando una respuesta suya-. Dígame lo que ha pasado.

Sus manos delgadas y temblorosas seguían entre las suyas, las apretó con más fuerza, necesitaba de él en aquel momento.

-Señorito Uzumaki... -Hizo una larga pausa antes de continuar-. Usted desapareció una noche, hace tres meses, cuando salía de la biblioteca de la universidad. Nadie ha sabido nada de usted durante todo ese tiempo, hasta el día de ayer cuando apareció cerca del lago de la hoja y fue traído hasta este hospital.

...

▪◾⬛Gracias por leer⬛◾▪

▪◾⬛No olviden dejar sus >>>⭐<<<⬛◾▪

▪◾⬛Y comentar⬛◾▪

No me olvides [ItaNaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora