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Año 1516

Europa es hermoso, un continente simplemente adorable y Noruega, al igual que el resto del continente, no tenía una belleza menor.

Noruega siempre estaba cubierta por nieve, pero en esa época del año, la nieve parecía brillar más que nunca, incluso parecía haber pequeñas partículas de brillantina azules que se desprendían de la nieve pura y querían subir al cielo oscuro del país.

Noruega, el lugar donde había nacido su padre y donde casi él nacer era hermoso y le gustaba visitarlo, a pesar de que se veía obligado a usar enormes prendas de cuero que no necesitaba para no resaltar entre la multitud. Las prendas que usaba estaban cubiertas de piel de animales y en él se le hacían un desperdicio porque no podía morir congelado como los humanos.

Pero aún así, las usaba para no llamar la atención.

Había niños jugando con la nieve, divirtiéndose, su hermano debía de estar pintando algún paisaje blanco y azul inspirado por el lugar y el resto de su familia estaba durmiendo a culpa de las dagas.

Pero aún así, disfrutaba del paisaje del anochecer.

Vio hacia abajo, hacia sus pies cubiertos por enormes botas de piel negras, era un contraste extraño contra la nieve, pero viéndolas, resaltaba más la escarcha color azul que flotaba y a Elijah le pareció una escena de navidad perfecta, solo le hacía falta una virgen María y un niño para que fuera perfecta.

—Disculpe. —Alguien le llamó, una voz dulce y delicada. Apartó la mirada de sus botas, debía de parecer un idiota viéndose los zapatos cuando en realidad, estaba deleitándose con la escarcha flotante. Cuando la vio, resultó ser una ¿niña? ¿mujer? En realidad, no lo sabía, pero era hermosa, con su cabello rubio y encantadores ojos azules. Vaya la sorpresa que tuvo cuando resultó que ella cargaba a un niño de unos 8 años en los brazos. —Es que él se perdió y yo no soy de la zona, ¿sabe usted donde está una casa roja? Dice que vive ahí.

Elijah la vio de pies a cabeza, era una joven hermosa, tal vez de unos 16 años. Tenía la piel blanca como la mayoría de las nórdicas, los ojos azules brillantes por el cielo oscuro y estaba vestida con ropas azules oscuras femeninas, la cabeza la tenía cubierta por una capucha también azul, pero esta tenía algunas borlas blancas.

Ahí estaba su virgen de pesebre navideño, cargando a un niño asustado por haberse perdido, pero el niño parecía tenerle confianza y es que ¿Cómo no le tendría confianza? Con ese rostro y esa dulzura que irradiaba, esa chica podría ganarse el reino de los cielos y parecía querer el reino para hacer el bien, no el mal.

Pero no solo irradiaba cariño, Elijah se apartó un poco y la luna la iluminó, parecía tener una especie de aura a su alrededor, un aura azul que, con ayuda de la escarcha y su reflejo, hacían parecer que en cualquier momento un par de alas se le desprenderían del cuerpo.

—La verdad es que no lo sé. —Contestó Elijah y la bella doncella brillante ladeó la cabeza. Su cabello dorado brillaba de un tono casi platinado debido a la luna y la oscuridad que comenzaba a cernirse sobre Noruega. —Pero puedo acompañarlos para darles ayuda.

—¡Mamá! —Gritó el niño y la joven rubia lo bajó, segundos después, Elijah vio como el niño se abrazaba a las piernas de una mujer castaña que lucía aliviada de haberlo encontrado. Después del abrazo, el niño se giró hacia la rubia y le sonrió. —Gracias, Cathy. —Le dijo, aunque ella no había hecho nada realmente, solo lo había calmado.

—De nada, Jer. —Contestó la rubia, ahora conocida como Cathy. Era un nombre lindo, bastante tierno, le quedaba bien a la rubia. Ella vio a Elijah. —Bien, supongo que ya no es necesaria la ayuda, señor.

Elijah estaba a punto de presentarse, pero los ojos de Cathy brillaron viendo a alguien tras su espalda. Elijah vio hacia atrás, era un rubio de ojos azules joven, bastante atractivo, eso no se lo podía quitar y también parecía brillar como Cathy. La diferencia es que él brillaba gracias a la escarcha y a la luna, Cathy hacía a la luna y a la escarcha resaltar más.

Cathy sin decir más, corrió hacia el rubio y lo abrazó, escena que a Elijah se le hizo extrañamente familiar, pero simplemente sintió una extraña desilusión que lo hizo darse la vuelta y no pensar más en el ángel brillante, sin saber que a quien abrazaba era a su hermano gemelo. 

Sparkle Angel {Elijah Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora