Capítulo 2.

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Desperté, a duras penas me puse de pie para dirigirme al baño y abrir la regadera.

En cuestión de segundos el agua tomo la temperatura perfecta. Dejé caer mi ropa en el piso y entre para que junto el agua y jabón se llevarán cualquier rastro de sudor.

Salí después de algunos minutos, y envolví mi cuerpo en una toalla blanca.
Tome un vestido, regularmente era mi forma de vestir, obviamente con zapatos altos, hoy más que nunca tenía que ir arreglada. Christopher y yo habíamos terminado, así que no podía haber rastro alguno de debilidad. Al contrario, debía mostrar que todo seguía siendo perfecto.

Dejé mi cabello suelto, permitiendo que ligeras curvas se formaron en él.   Puse levemente maquillaje, delineé mis ojos con lápiz negro, máscara para pestañas y sólo un poco de brillo labial sobre mis gruesos y bien definidos labios.

Tome mi bolso, el cual traía algunos libros. Ya que la mayoría estaban en mi bolsa.

Baje las escaleras. Mi madre estaba en la sala, la mesa de centro como siempre llena de papeles, su laptop y sus tres teléfonos celulares. Sin duda alguna mujer ocupada.

—me voy—le avise antes de salir.

—que te vaya bien— contestó.

Hace dos meses que no conducía, Christopher siempre iba por mi y me llevaba a la escuela, saliendo nos regresábamos juntos y cualquier cosa que necesitaba lo hacía él.

Llegué al campus y estacione mi auto. Me gustaba llegar algo tarde. Y así lograr capturar la atención de todas y todos. Obviamente, no era algo difícil de lograr.
Baje y todas las miradas se posaron en mi. Las de las mujeres eran despectivas al contrario de las de los hombres que sólo indicaban deseo.

Sólo que esta vez todos murmuraban cosas entre ellos. Seguro sería la ausencia de Christopher a mi lado, abrazándome por la cintura y cargando mi bolsa.

Lo ignore y seguí caminando lentamente agitando mis caderas suavemente a un ritmo único.

—¡Rayos!— pensé molesta. — ¡¿Dónde demonios está Jos?!— no lograba verlo y realmente lo necesitaba.

Llegué a mi casillero. Saque mi celular y comencé a presionar los botones, escribiendo un mensaje para Jos.

—¿Por qué tan acelerada?— una voz burlona casi hace que el celular cayera de mis manos.

—¡¿Dónde estabas?! —le conteste alterada.

—¿En mi casa?— pregunto extrañado.

—No me dejes sola...—le dije seriamente.

—ves... _____ necesitas unas amigas —se burló.

—Bien sabes que ____ y amigas no van en la misma oración, a menos que lleve un 'no necesita'  en medio—comenzamos a caminar hacia el salón.

Las clases transcurrieron rápido, debido a mi ansiedad porque diera la hora de receso y hacer que Christopher se arrepentirá de haberme dejado.

Finalmente el estruendoso timbre nos liberó del maestro de álgebra. Espere a Jos, ya que acompañada por este, caminamos hacia la cafetería. Acomodé mi cabello antes de entrar, y escuche una carcajada de Jos.

—Ves lo que te digo...él tiene toda la razón mujer— lo fulmine con la mirada y empuje las puertas de la cafetería para entrar.

—Hola linda....

—Preciosa.

Halagos de ese tipo aunados de leves chiflados y besos tronados se escuchaban al momento que yo pasaba entre las mesas. Ya se habían enterado, ya que estando con Christopher absolutamente nadie se atrevía abrir la boca, como amaba está atención. Todos desde los deportistas hasta los inadaptados volteaban a verme. A excepción de alguien...

—¿Dónde demonios está él? — pregunté en un susurro audible  para Christopher y para mi.

—Disfrutando su libertad.

—¿Sabes?, creí que eras mi amigo.— le dije seriamente.

—Oh vamos, sabes que es juego — contestó riendo.

Platicabamos de tonterías, como era común en nosotros. Pero aún así no podía pensar en donde diablos está Christopher.

—¡Hey!— se escucharon dos voces al unísono. Los amigos de Jos.

—Nos abandonaste Jos— le reclamó uno mientras todos se sentaban en la mesa.

—Lo siento, mi amiga necesita apoyo.—le contestó, y lo fulmine con la mirada.

—Oye... Es cierto —dijo un chico de cabello castaño— terminaron tú y Christopher.... —todos miraban atentos. —¿Qué te parece si tú y yo?

—Alonso, ni lo pienses si.—lo interrumpir Jos y le agradecí con una sonrisa.

No me molestaba la presencia de todos en la mesa, de hecho era divertido. Lo que me molestaba era la ausencia de mi ex novio.

Voten, por favor.

chico rudo.-J.P 2/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora