Mi preparación empieza a la tarde, horas después de que Katniss empiece a ser embalsamada en aceites y cremas. Lo se porque puedo escuchar como su equipo de preparación chilla con entusiasmo en su habitación.
Me mantengo encerrado en mi habitación, hago que me lleven la comida allí, no estoy de animos de cruzar palabras con nadie. Es irónico no me siento de ánimosde conversar o ser escuchado ya que estoy a unas cuantas horas de revelar anécdotas a todo Panem.
No quiero ver a Haymitch, o a Katniss y si fuera posible tampoco a Portia. Me da culpa mi aislamiento, especialmente, el alejamiento de mi estilista que hasta ahora solo me ha ofrecido sonrisas, halagos, apoyo e incluso cariño.
Alrededor de las cuatro de la tarde Portia toca mi puerta, interrumpe a Apolline que había llegado una hora antes para arreglar mi cabello y hacer unos retoques de maquillaje (solo una especie de polvillo que empareja les imperfecciones de mi rostro y disimula las ojeras causadas por las pesadillas.)
-Aún no he terminado Portia, aún me queda hora y media- Apolline le reclama a Portia que entra arrastrando un perchero a la habitación.
-Ya se Apolline, pero necesito hablar con Peeta un momento- contesta Portia dirigiendo su mirada hacia mí.
-pfffff ¡Esta bien! Pero no será mi responsabilidad si ese cabello se riza excesivamente en el escenario- Apolline suelta un enorme cepillo dorado sobre una mesita de madera cerca de mi cama y sale con aire ofendido por la puerta.
-No me sentía bien, esta mañana, por eso no salí, no quise parecer mal educado- le digo a Portia, tal vez este dolida porque ni siquiera salí a saludarla
-¿Tu hombro todavía duele?- me pregunta mientras se acerca a mí y posa sus manos cuidadosamente sobre mi hombro
-No, estoy bien. Realmente me salvaste ayer- le respondo intentando parecer lo más agradecido posible. Lo estoy, pero en este momento no puedo expresarme correctamente -Gracias-
-Solo quería disculparme- dice Portia con mirada triste -no pretendí meterme en tus asuntos, solo quería recordarte que mucha gente alrededor tuyo te aprecia-
-Lo sé.- Le digo a Portia que, a pesar de su juventud, se está convirtiendo en una especie de figura materna para mí. Sus palabras son más dulces y en cierta manera más alentadoras que cualquier frase que mi madre podría haberme dicho. Acaricia mi mejilla y me da un beso en la frente. Me abraza muy fuerte -Si pudiera, te llevaría lejos de aquí…-
-Pero ella seguiría en los juegos- le respondo a Portia
-Y nunca la abandonarías- por lo menos ahora sé que Portia entiende que no importa lo que diga o haga mis intenciones siempre serán las mismas.
Me sonríe con ojos llorosos y se dirige a la puerta resignada. No hay nada que puedan hacer para cambiar mi opinión, ni siquiera Delly podría hacerlo. Volver a mi vida normal no era una opción, no puedo soportar el pensamiento de llevar esa cantidad de sangre sobre mis manos. Asesinar a unos cuantos niños para poder volver a la miseria del distrito 12. ¿Volver a qué? El único futuro que me podría hacer feliz era volver con ella, si yo sobreviviera y ella no, no podría continuar. Estoy seguro de que su muerte me drenaría la vida. Todas las noches a pesar de estar a solo unos cuantos pasos de ella, muero en mis pesadillas cuando me la arrebatan. El terror incrementaría y me atormentaría de noche y de día si yo resultara victorioso en los juegos.
Apolline regresa y continúa acomodando cabello por cabello sobre mi cabeza, hasta que decide que su obra maestra esta terminada. Portia regresa una vez que Apolline le avisa que su trabajo concluyo, ella descuelga un traje muy elegante negro con detalles de llamas en el cuello del saco, y los bordes de las mangas. Si mi personalidad no resulta encantadora esta noche, mi traje haría el trabajo de encandilar a los espectadores. No reconozco mi reflejo, nunca me considere un muchacho inmaduro, pero ahora sé que lo era. Estar tan cerca de morir y sentirme tan impotente ante ello hace que algo se dispare en mi cabeza. Eso fue lo que realmente me molesto todo el día, tener que ver el rostro de mis verdugos y fingir alegría. Contarles anécdotas de mi vida privada para el deleite del Capitolio, cuando cada uno de sus habitantes es culpable de que los juegos sigan su curso año a año. Cobardes, inescrupulosos, monstruos eso es lo que son. Yo seré parte de este circo solo porque me lo impusieron, pero no soy parte de sus retorcidos juegos.
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THG:POV Peeta Mellark
FanfictionPeeta Mellark fue seleccionado como el tributo masculino de los 74 Juegos del Hambre. Él hará lo posible para que el sacrificio de su vida no sea en vano y a la vez demostrar que no es una pieza más en los juegos del Capitolio. El fanfic encontrado...