Capítulo 22

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Y entonces Laura se retiró. Mirándolo, Laura se colocó sobre él a horcajadas, su sexo rozaba el miembro de Ross, el cual agarró, se dejó caer un poco sobre él, sintiéndolo más cerca, y luego se acarició de arriba hacía abajo, antes de colocarlo contra su entrada nuevamente.

Jadeó.

«Dios, dios, dios» no iba a gritar, aunque no podía evitar el calor que la consumía.

Apoyó las manos abiertas en el vientre de Ross y se fue dejando caer sobre él, dejando que la llenara poco a poco, despacio, cerró los ojos, cuando en los últimos instantes se dejó caer sobre él con fuerza. Ross gruñó, ella se mordió el labio.

Con los ojos cerrados, y apoyada con las manos sobre Ross, comenzó a moverse, subiendo y bajando sobre su miembro, cada vez más y más rápido. Notó las paredes de su vagina contraerse, y se dejó caer sobre él con fuerza, buscando su liberación. Ross se tensó en su interior, y gritó el nombre de su vecina, mientras tiraba con fuerza de las corbatas luchando por poder tocarla. Laura sonrió y se detuvo, él había alcanzado el orgasmo; le tocaba a ella. Se aferró a los hombros de Ross, y buscó su boca besándolo mientras se movía encima suyo con desesperación. Gimió mientras lo besaba, deteniendo a veces el beso mientras su sexo palpitaba. Dando un grito, se movió por última vez, y se detuvo dejándose caer sobre Ross.

En el silencio de la habitación se oían sus respiraciones irregulares, que luchaban por volver a la normalidad. Los jadeos y suspiros que algunas veces soltaban.

-Laura...

-¿Mmm? –susurró ella soñolienta.

-¿Me desatas?

De un salto ella se incorporó, pero volvió a relajarse.

-No se -dijo juguetona, aunque en un principio se había olvidado completamente de ese detalle.

-Vamos, cielo.

Con una sonrisa ella le quitó los nudos, y le besó las muñecas que tenían la señal de las corbatas.

-Siento mucho que te hayas echo daño.

-No pasa nada –contestó él. Laura se recostó a su lado y cerró los ojos.

El colchón se movió a causa de Ross, ella suspiró contenta y relajada. De pronto unas manos se cerraron en torno a sus muñecas y la presionaron contra el colchón.

-Ross... -jadeó ella.

-Shh –siseó él imitándola. Buscó su boca y la besó con lentitud, perfilándole los labios con la puntita de la lengua antes de adentrarse en las profundidades de su boca- no creías que ya habíamos acabado ¿verdad?

Ella no contestó, no estaba en condiciones, todo pensamiento o explicación desapareció de su mente, en el preciso momento en el que Ross descendió sus labios a lo largo de su cuello, en una leve caricia, un gemido se escapó de sus labios, cuando Ross capturó uno de sus pezones y los mordisqueó antes de lamerlos.

La espalda de Laura se curvó y se retorció bajo el colchón. Sus piernas se separaban como por arte de magia, cada vez más, un gritito se escapó de su garganta cuando Rossabarcó su sexo con la palma de la mano, mientras lamía uno de sus erectos pezones. Laura alzó su cadera pisando el colchón, cuando él separó los pliegues de su sexo y se adentró en ella con un par de dedos.

Le costaba respirar con normalidad, y mucho más le costaba pensar con claridad.

Sus manos estaban sujetas contra la cama, agarradas por la fuerte mano de Ross, su cuerpo ardiente se movía sin cesar, dándolo todo de si.

Sin que ella se diera cuenta, Ross la soltó, dejó una hilera de besos sobre su vientre mientras descendía, y se colocó entre sus piernas.

Ella contuvo el aliento.

Hasta que él separó sus pliegues y pasó la lengua de arriba hacía abajo. Un pequeño gritito resonó en la habitación, seguidos de los gemidos que llegaron cuando él aumentó la presión de su lengua, insistiendo en su clítoris, mientras se adentraba en ella con sus dedos.

Laura se retorció aferrándose a las sábanas, de vez en cuando se mordía el labio por no gritar, y sus caderas se mecían de arriba hacía abajo inquietas.

Gritó llamándolo, mientras el orgasmo se apoderaba de su cuerpo, sus ojos permanecían cerrados, y sus caderas se movían empujando la boca de Ross. Cuando al fin cesó, cayó sobre el colchón y suspiró con fuerza.

Ross se arrodilló delante de ella, y le acarició la parte interna de los muslos, Laura aun luchaba contra su respiración, y aún no había conseguido pensar con claridad, él se situó, y antes de que ella pudiera pensar en nada, un grito inundó la habitación en el momento en el que el la penetro.

Arremetidas rápidas y profundas, salvajes. El sonido de sus respiraciones aceleradas, jadeos, gemidos, el sonido de sus cuerpos al chocar, sus voces roncas llamándose y suplicando más y más.

Las declaraciones y peticiones in entendibles.

Él la penetró con fuerza, y ella se aferró a sus hombros, mientras él la embestía una y otra vez, su sexo palpitó abrazándolo, y un grito salió de su garganta cuando un segundo orgasmo se apoderó de ella. Ross la miró a los ojos, y la penetró profundamente un par de veces, de alcanzar el clímax y caer sobre el sudoroso cuerpo de su vecina.

Laura lo abrazó y respiró profundamente.

-Dios, Ross–jadeó.

-Aún quedan muchas horas antes de amanecer –susurró él, apartándole un mechón de pelo de la frente y besándosela.

Definitivamente... le iba a dar una oportunidad a su vecino.

Playing with fire. |Raura|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora