2.- Explicaciones

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No necesitó apartarse, ya que Mustang lo hizo por él. Sintió como el leve roce de sus labios desaparecía y se vio intercambiado por el aire que entró a su boca cuando tomó una fuerte bocanada de aire al exclamar de sorpresa.

Un oficial menor con una carpeta en su mano se disculpó por haber entrado sin tocar y se retiró. Se le notaba nervioso y evitaba la mirada furiosa de Mustang. Si tan solo las miradas mataran, pensó Edward, y ojalá así fuera.

Si tan solo hubiera sido algún conocido o amigo y no un oficial que lo primero que haría sería correr y esparcir la increíble escena que acababa de presenciar. Edward, con esto en mente, se llevó las manos al rostro y soltó un bufido.

– ¿Por qué, Mustang?

Roy nunca creyó ver algo como aquello, que hacer a Edward Elric llorar era imposible.

– Ed, yo... –Trató de decir al acercarse tratando de tomarle la mano enguantada.

Con su mano derecha, Ed lo apartó de un golpe. Roy por fin podía ver su rostro enfadado con las lágrimas emanando sin detenerse.

– No vuelvas a tocarme.

Dicho aquello, tomó su abrigo que se encontraba en el suelo y se fue. Cuando la puerta se cerró, Roy no pudo evitar sentirse más solo que nunca.

– ¿Hermano, estás bien?

Ignorando la voz preocupada que salía de la armadura, siguió avanzando limpiándose las lágrimas con el puño. Alphonse le siguió a través del pasillo.

–Has tardado mucho –le dijo al quedar al lado suyo. Al verle, le tomó por el brazo y le detuvo, dejándole frente a él–. ¿Estás llorando?

–Es una estupidez, Al –Trató de no mirarlo. Se encontraba con la vista fija en el suelo de nuevo. Pudo ver su propia lágrima cayendo en el piso–. Vámonos.

Alphonse optó por obedecer y soltó al muchacho. Caminando a la par en completo silencio, el ambiente se tornó tenso. Escuchaba los intentos de Edward por controlar sus sollozos y respiración agitada y como al inhalar su nariz hacia un sonido extraño. No dijo nada, guardó sus sentimientos, que deseó poder expresar físicamente con lágrimas y no quedarse callado. Sabía que cuando su hermano lloraba no era por nada, y creía saber la razón.

Cuando el número de oficiales empezó a aumentar conforme avanzaban hacia la salida, también lo hicieron los murmullos. Sentía la pesadez de sus miradas en su espalda y Alphonse también lo notó. Como un gesto protector, empezó a caminar detrás de él. La gran e intimidante armadura les hizo callar a algunos pero las pocas voces que quedaban en el pasillo que parecía hacerse cada vez más largo e interminable le hicieron sentirse a Edwar un ser pequeño e indefenso. Sin poder creer que él acabara de pensar eso, calló sus pensamientos.

La puerta estaba cada vez más cerca, sólo tenía que empujarla.

Puso todo su peso sobre ambas puertas sosteniéndose con ambas manos y cuando sintió el calor del sol en su cara y el sonido de la puerta cerrarse a las espaldas del curioso par de hermanos se permitió sentirse en paz, aunque fuera por un segundo. El aire se encontraba con sí rostro, llenándolo de una agradable sensación de frescura. Recuerdos de su niñez se colaron en su mente, cuando podía sentir el sol en su cara sin ningún remordimiento ni culpa. Pero todos sus problemas eran como una pequeña mancha que nunca podría desvanecerse.

Alphonse le tomó de la mano y sacándolo a rastras de sus pensamientos lo llevó al lugar donde se hospedarían. Edward sintió como era bruscamente llevado a la realidad por su hermano pequeño y no pudo hacer nada más que sonreír. Tenía muchos motivos para hacerlo y uno de ellos estaba a su lado, así que ¿Por qué no?

Gossip - RoyEdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora