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Capítulo 7: Suerte

No sé si en esta época llaman "hogar" a los hoteles. Tal vez sí sea un hogar, aunque con despacho en la entrada y un hombre serio con traje.

    —Buenas noches señorita Jase. ¿No tenía una fiesta?

    —Oh, sí. Sólo venía para encargarte a estos forasteros. ¿Podrías encontrarles una habitación? Para la chica una aparte.

    —Encantado, Jase —le sonríe el hombre.

    Yo veo química entre los dos.

    Harry, Matty y yo esperamos a unos pasos detrás de Jase, quien al llegar a su hogar ha dejado al niño corretear por el lugar.

    Me siento un poco incómoda, pero no es por el espacio. Bueno, sí, podría ser por el espacio. Creo que hay varias personas viviendo aquí. Siento sus miradas pegadas en mi cogote.

    —Una cosa mas, Mason, ¿sabes algo de Phil?

    Aparto mis sentidos de esa conversación y me dedico a mirar a mi al rededor. Paredes de hormigón, marrones. La luz contrasta bastante bien con el ambiente. En el vestíbulo hay dos sillones en el centro, y una pequeña mesa entre ellos.

En el fondo se puede ver unas escaleras de madera, parecen chirriantes. Cuando baja un hombre de mediana edad lo compruebo. No, no chirrían.

    —¡Phil!

    Jase va corriendo —o lo que se parezca— mientras abre los brazos en dirección al hombre situado al pie de las escaleras.

    Tiene la piel oscura y el pelo blanco. Las facciones de su cara me expresan que es un buen hombre.

    —Hola querida Jase —tose Phil mientras abraza a Jase—. Me alegro de verte, vas preciosa.

    —Phil, ¿sigues enfermo? ¡Sube a tu habitación ahora mismo!

    El hombre se rasca la cabeza y nos mira. Primero a Matty, luego a Harry, y por último a mi.

    —¿Quiénes son? —dice mientras sigue con las vista clavada en mi presencia.

    Jase empieza a explicarles que somos forasteros en busca de algo que es sumamente secreto, pero nada peligroso.

    La idea se le ocurrió a Matty.

    Media hora después me encuentro en una habitación, en compañía de tres mujeres más. Las tres son de raza negra y son muy amables.

    Al llegar se han presentado una por una. La más alta se llama Kari, y tiene una de las sonrisas más bonitas que he visto en todo mi vida. Serena tiene el pelo rizado y una cara muy adorable. Pero, sin duda alguna, la que mejor me ha caído es Olivia.

    Olivia es de esas personas que hacen que sonrías hasta en el momento más inoportuno. Tiene un sentido del humor muy bueno, y su risa no es que ayude a evitar las carcajadas que provoca.

     Las tres juntas hacen un gran clan que hace que me olvide de que estoy en una misión súper importante.

    Tocan la puerta de nuestra habitación y todas miramos hacia el mismo sitio.

    —Uy, seguro que es para mi, como tengo tantos pretendientes —dice Kari, mientras se abanica con la mano.

    —¿Qué dices Kari? ¿Qué te ha dado Jase hoy? ¿Otra vez cerveza?

    Miro con curiosidad a Serena. ¿Cerveza? ¿Qué es eso?

    Estoy a punto de preguntarles qué es cuando abren la puerta. Es Jase con un par de vestidos en un brazo.