Al llegar la noche, Arthur viene del trabajo y pide que hablemos. Me pregunto sobre qué extraño problema querrá hablar conmigo y mamá.
—¡Pero papá! No quiero ir, por favor.
Mi padre quiere que me vaya este sábado. Sólo me quedarían cuatro días para decir adiós a mi familia, a mis amigos, a los vecinos.
Aunque en realidad los vecinos y los amigos me dan igual en este preciso momento.
—¿Qué quieres que te diga ante eso, eh? —baja un poco el tono de su voz, y ahora habla con más amabilidad—. ¿Sabes cuánto me duele verte ahí, sin vida?
¿Sin vida? Já. Por lo que yo sé, aún respiro y siento la sangre recorrer por mis venas y arterias.
Sí que tengo vida. Sólo que él piensa que como no salgo tanto como la mayoría de mis compañeras no tengo vida. Eso es injusto. Emily, una compañera que siempre sale, es el modelo a seguir para muchas chicas en mi zona. ¡Pero yo no!
¡Yo no necesito salir todo el día con chicos nomaditas para ser feliz! ¡Ni siquiera necesito chicos! ¡Ni chicas! ¡Ni gatos! Yo puedo sola.
Hace un gruñido y se lleva la mano a la garganta, como si le hubiera dolido.
—Melanie, cariño, yo quiero que seas feliz. Por eso te pido que cuanto más rápido vayas a la máquina, tendrás más oportunidades de encontrarlo.
Pero, ¿y si yo no quiero encontrarlo?
Le miro, inexpresiva. Esta es mi nueva táctica, evitar que sus palabras lleguen hasta mi cerebro para que no las puedan procesar mientras me imagino angelitos volando al rededor de su cabeza. Triunfará.
En estos momentos lo único que se puede hacer es reír.
—Sé que esto te fastidia mucho. Lo sé, cariño. Pero, al menos podrías hacerlo por nosotros, por tu familia.
Oh, chantaje emocional. Él también tiene una táctica. Y creo que va a funcionar, porque me lo estoy pensando.
—Mel... por favor.
Abro un poco los ojos. Casi nunca me llama Mel. Él cree que es una falta de respeto hacia mi y mi nombre. Sin embargo a mi me gusta.
—Hija, entiendo que no quieras viajar. No hace falta que lo hagas, si no quieres claro.
Por primera vez habla mi madre, que se mantenía con gesto sereno durante toda la conversación.
Me sorprende su respuesta, ya que ella siempre está a favor de que yo haga la tradición. Tradición para miles de personas en París. Aunque al haber cumplido los diecinueve ya te puedes escaquear; algo que yo ansio. Pero claro, todo es muy injusto y me toca aguantar. Odio esto.
—Cariño, ¿qué dices? —le pregunta mi padre a Flora, con gesto horrorizado—. ¿No ves que lo necesita?
—No, cielo. ¿No ves tú lo mucho que le afecta este tema? ¿Acaso no te importa cómo se sienta ella? ¡Ten un poco de consideración, por favor!
—¡Pues claro que me importa cómo se siente! Eres tú. ¿Acaso no te importa que no consiga ser feliz?
—Nuestra hija puede ser feliz, con o sin amor.
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Find Me
FanfictionHubo una guerra. El mundo se fragmetó en tres grandes sociedades. Se enfocaron en el Amor, la Paz y el Trabajo. La sociedad de Amor se ubica en Europa. La Paz en toda América. El Trabajo en Asia. Mi camino está hecho en Amor. Y por unas estúpidas...