Polvo, polvo, polvo. Empiezo a toser. Polvo, polvo, polvo. Vuelvo a toser. Polvo, polvo, ya.
—Jase, basta ya. Por favor.
—Mi hija tiene las mejillas rojas, de tanto pellizcárselas. También lleva bastante maquillaje siempre, no entiendo el por qué, si ella es preciosa.
—Pero esto —vuelvo a toser —, esto no me gusta.
—Habérselo dicho a mi hija antes de fugarse con Alan.
—¿Cómo se llama ella?
—Sophie, lo eligió su padre, valiente mamón. Me abandonó un año después de tener a Sophie.
—Vaya... ¿Por qué Sophie?
—Te acabo de decir que mi marido era un valiente mamón gran hijo de perra y me preguntas por el significado de mi hija fugitiva.
—En realidad, antes no has dicho que era un gran hijo de perra. Sólo lo de valiente mamón.
—Sí, sí, vale. Él la llamó así porque tenía una hermana, y murió de una infección.
—¿Le puso el nombre de su hermana muerta a tu hija? ¿Qué tipo de infección era?
—¿Increíble, verdad? Aunque Sophie me gusta, es un nombre humilde. O eso creo. No sé sobre la infección de la hermana muerta.
Termina de pasarme el polvo, y me arregla un poco la peluca. Peluca, una palabra extraña. Peluca. Pe-lu-ca. Interesante.
—¿Qué decías? —pregunto, un poco desconcertada por no entender lo que dice.
—Hablaba de lo idiota que se ponía Barney, al no servirle la comida a tiempo —me pasa un peine por la falsa cabellera, dándole algo de forma—. A veces me daban ganas de meterle la escoba por la puerta de atrás. Iugh.
—Veo que le tienes rabia.
—Aciertas en eso.
—Pero, ¿aún le quieres, verdad?
—¿Yo? ¿Querer a ese desgraciado? ¿A ese pedazo de animal? ¿A ese maldito cerdo? ¿Es que acaso me lees la mente?
—Cuando odias tanto a alguien al terminar una relación después de tanto tiempo, suele ser porque sigues sintiendo cosas por él.
—Entiendo, ¿cuántos años dices que tienes?
—Dieciocho.
—¿Sabes más cosas sobre el amor?
Jase, cariño, he estudiado sobre eso durante más de tres años. Te podría recitar el significado de amor y derivados ahora mismo. El problema está en la práctica.
—Sé algo.
—Bien, yo te diré algo: El amor de una mujer puede salvar a un buen hombre, y Barney era un buen hombre. Nuestro trabajo iba bien, y empezamos a ganar dinero. Él empezó a ausentarse, y un día vino borracho y dijo que se había tirado a una fulana. ¿Tú como ves eso, oh, gran diosa del amor?
Río al escuchar el gracioso y estúpido apodo que me pone. Puede que sepa sobre amor, pero lo teórico es lo que domino.
—Pienso que el dinero hizo mal.
—Piensas bien, hija. (Nunca mejor dicho).
—Y, bien. ¿Me vas a contar ya el por qué tengo que hacerme pasar por tu hija?
—¿Estás cómoda? —asiento un par de veces—. Es un relato un poco largo.
»Hace varios años, mi hija y yo vivíamos en Chicago, ella iba a un buen colegio y yo trabajaba cosiendo prendas de ropa. Nos iba bastante bien, podría decir hasta demasiado. Mis padres, tenían una gran fábrica textil con gran triunfo. Supuestamente, soy la hija de los "reyes textiles", según un periódico de hace años.
»Un día como cualquiera, llevé a mi hija al colegio. Volví a paso lento hasta mi pequeño, pero humilde trabajo. Estaba tranquila, arreglando un traje de boda a última hora, hasta que tocaron la puerta de mi establecimiento.
»Me levanté con una sonrisa, pensando que podría ser otro cliente. Pero ante mí, apareció un oficial. Llevaba un traje bonito, y una placa ya en la mano. En ese momento me acordé de lo que solían decir. Los policías sólo traen malas noticias.
»Yo era muy ilusa, e invité al caballero a tomar un té. Muy amablemente, me dijo que no. Que quería hablar conmigo a solas. Yo accedí, y le pedí que se sentara en uno de los sillones que tenía. Al final accedió y empezó a hablar de mi trabajo. Me parecía extraño que hablara de mi oficio laboral. Así que le pedí que fuera al grano.
»Me comunicó que mis padres habían muerto esa misma mañana a las nueve y cuarto. Se me paró el corazón durante un par de segundos.
»Le agradecí el favor de comunicármelo, aunque en realidad tenía ganas de arrancarle la cabeza y que su sangre se esparciera por mi cara. Pero él no tenía la culpa, tampoco mis padres, y estaba bastante segura de que yo tampoco la tenía.
»Por orden de ley, todo lo que mis padres pasaba a ser mío, su única hija. En esa época yo era muy joven, y aún no había vivido muchas experiencias. Así que decidí vender la fábrica de mis padres,
ESTÁS LEYENDO
Find Me
FanfictionHubo una guerra. El mundo se fragmetó en tres grandes sociedades. Se enfocaron en el Amor, la Paz y el Trabajo. La sociedad de Amor se ubica en Europa. La Paz en toda América. El Trabajo en Asia. Mi camino está hecho en Amor. Y por unas estúpidas...