Capítulo 10

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Al llegar a casa la cojo en mis brazos y la subo hasta el dormitorio, allí la tumbo, la tapo y la dejo descansar, se ha ganado un poco de relax, busco en el armario una toalla, la mojó de agua fría y se la colocó en el cuello, provocando así que se despierte asustada haciendo caer sobre la cama la toalla húmeda, acaricio su cara con delicadeza.

-Tranquila, es para la inflamación, sigue durmiendo, en un rato te subo la cena.

-Me asustaste, no quiero que te vayas.

-Debo hablar con ellos cielo, están esperando una explicación. Prometo volver lo más rápido posible.

Ella asiente, beso su frente y salgo de la habitación. Ahora toca explicarles lo que hemos dejado a medias en el hospital, aunque me gustaría no tener que darle explicaciones de nada que tenga que ver con mi novia a su ex y a su mentiroso padre.

-Eric, ¿estará bien?

-Si, tranquilos. Sus defensas han disminuido con el viaje y todas las emociones, pero mañana estará genial, es algo que ocurre bastante y cuando hay emociones fuertes de por medio más, - pero no os molestasteis en ir a verla para saberlo-y desde que hemos llegado ha ocurrido de todo. La ha puesto mi hermano en el hospital un calmante y yo la acabo de poner una toalla para rebajar la inflamación de su garganta. Ahora debo contaros lo que he dejado a medias. Sheila ha enfermado muchísimas veces en los tres años que ha estado conmigo en España, siempre ha sido por disgustos, por no olvidaros, por seguir pensando en Izan y lo más duro era que en esos momentos de debilidad os llamaba, me he pasado noches enteras en vela porque ella estaba delirando a causa de la fiebre y esperaba que entraseis por la puerta como lo hacíais siempre. Pero mira por donde aunque suene cruel nunca lo hicisteis, solo estaba yo allí para consolarla y al principio no valía de nada. Mis palabras y gestos no eran suficiente para ella, porque no era a mí a quien necesitaba, yo no era a quien quería a su lado. Carlos también lo intento pero tampoco servía de mucho, seguía sin ser a quien quería ahí con ella. Y actualmente me sigue doliendo saber que los primeros meses los paso sola, sin nadie que consolara su dolor, sin nadie que la cuidase al enfermar. Yo creo que jamás seré capaz de asimilar que no tuviera a nadie que la dijera "todo estará bien", " Eres fuerte".

-¿Y como sabes tú eso?

-Sheila hablaba demasiado de vosotros, pero no me hizo falta preguntarla, sus ojos al hablar con vosotros me decía que erais su apoyo antes de venir. -hasta que dejasteis de llamar.

-Eric, responde sinceramente. ¿Sheila se arrepintió en algún momento de haberse ido?

-Lo siento, pero no puedo responder eso. Ella lo quiere así.

-Por favor Eric, necesito saberlo.

-Thomas, te contaré lo que quieras pero de eso no puedo hablar, Sheila pidió que jamás habláramos de como fueron sus primeros meses en Madrid.

-Vale, ¿ella en algún momento pensó volver a casa?

-Sí, pero no lo hacía, ella tenía claro que quería estar en España. Quería demostrarse a sí misma que era capaz de sobrevivir sin vuestra ayuda. Que era lo suficientemente fuerte como para no necesitar a nadie más que a ella misma. Aunque sabía que no podía hacerlo todo sola, y tardo tiempo en asumir que no es malo pedir ayuda algunas veces. Y tardo bastante tiempo en darse cuenta.

-¿Qué hizo que se quedara?

-Izan sabes que no quieres escuchar la respuesta. Sabes que...

-Dilo. Necesito oír porque no volvió, porque no hizo lo fácil que era volver a casa con nosotros. Porque no regreso conmigo si tanto me echaba de menos, si tanto me necesitó.

Recuperándote (2° temp APUR) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora