Un Muerto muy Vivo

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Damon había imaginado muchas veces en el pasado, cómo sería volver a ver a Lenabeth, cómo sería volver a ver a su hermana. La última vez que la vio, estaba sobre una mesa de piedra, toda vestida de negro, con un rostro tan lleno de paz y entre sus manos, un pequeño ramo de rosas blancas, ya que eran sus favoritas. El recuerdo de verla dormida vino a su mente cómo algo fugaz, desapareció al ver a la chica que tenía frente a él.

Fuerte, con el cabello de siempre, de un color parecido al vino, los ojos dorados e hipnotizantes, sus labios rojos y su piel morena, tan delicada a la vista.

Junto a ella había un chico. Por un segundo a Damon le pareció ver aquel mismo cuadro, sólo que hace mucho tiempo, en otro universo lejano...

—Tomaré esto como el karma—dijo Damon recordando tiempos en los que torturaba a Stefan con aparecer de repente en su vida—... Ha pasado un tiempo....

—1947—respondió ella—, la Luna de Sangre ¿recuerdas? Casi me queman viva.

Damon tragó saliva y titubeó, luego sonrió inocente.

—Supongo que una disculpa no es aceptable.

Lenabeth avanzó y Damon instintivamente dio un paso atrás. Ella lo notó y sonrió. Pasó junto a Damon y miró a los demás, en especial a Stefan.

—Stefan Salvatore —saludó Lenabeth—, veo que no has cambiado.

Luego miró a Caroline, pasó de ella y puso toda su atención en Elena.

—Tú... No eres Katerina Petrova —se acercó a Elena y la miró directamente a los ojos—. Dime quién y qué eres, también responderás cualquier pregunta que te haga y lo harás sólo con la verdad.

Hipnotizar vampiros era un talento que Lenabeth no solía utilizar, normalmente sólo lo hacía en casos de extrema necesidad. Luke Tesla, parado en el umbral, apretó los puños. Pues sabía que eso requería cierta energía de parte de Lenabeth, en su estado no podía permitirse jugar con sus habilidades.

Elena obedeció.

—Mi nombre es Elena Gilbert, soy una vampiro. También soy la dopplegänger de Katherine Pierce, conocida cómo...

—Katerina Petrova—terminó Lenabeth.

Elena se mantuvo inmóvil. Lenabeth se fijó en el chico dormido en el sofá. A pesar de que hubiera mucho ruido, Jeremy Gilbert parecía estar profundamente dormido.

Lenabeth se le acercó y Elena corrió hacia su hermano antes de que cualquiera pudiera detenerla.

—Tranquila, cariño, yo no muerdo— Lenabeth levantó ambas manos en señal de paz.

—Sé muy bien que no eres exactamente una rosa...

Lenabeth entrecerró los ojos. En ese momento Jeremy despertó y miró a su alrededor, claramente aún con efectos del sueño.

—¿Qué pasó? —preguntó el chico, se fijó en Lenabeth— ¿Quién es ella?

—No hay de qué preocuparse, querido. Vengo en paz —Lenabeth parecía divertirse.

—¡Pues que alegría escucharte decirlo!

Todos observaron cómo Makrom Tolokónnikova entraba en la habitación acompañado de dos adolescentes. Los dos tenían capas largas con gorros que cubrían su cabeza y parte de sus rostros.

Uno de ellos tenía una estaca, justo sobre el pecho de Luke. Éste tenía la respiración acelerada y trataba de no moverse para evitar siquiera el contacto de la estaca.

—Suéltalo—ordenó Lenabeth—, sí quieres tener una muerte rápida.

—Lo divertido es que en serio piensas que van a obedecerte. Soy Makrom Tolokónnikova, dueño de la Sociedad Serafín —el Médium parecía muy confiado en presencia de Lenabeth.

The Vampire Diaries: Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora