"Mi pequeño Luke"

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—Aterrador —dijo Jeremy Gilbert luego de que su hermana leyera el mensaje en la pared.

—Si... —comenzó Stefan.

—Es toda una Salvatore —terminó Karen.

En ese momento la Médium recibió las sorprendidas miradas de los Gilbert, Caroline Forbes y Bonnie Bennett. Mientras que los Salvatore la miraban con cara de pocos amigos.

Elena miró a Karen y luego a Damon. Soltó la mano de éste bruscamente

—Toda una Salvatore ¿no? —Elena estaba molesta y su voz lo reflejaba —¿Vas a decirme que está pasando?

—Cuando estás molesta te vez sexy ¿Lo sabías? —dijo Damon sonriendo, inocente.

Elena miró a Damon con el ceño fruncido. Estaba a punto de decir algo cuando de pronto su rostro se relajó y puso los ojos en blanco.

—¿Elena? —Damon la agarró de los hombros justo en el momento en el que ella se desplomaba hacia el suelo.

Ahí se encontraba el culpable. En la nuca de Elena Gilbert había una especie de dardo metálico. Damon lo agarró y tocó la punta de la aguja. Su dedo ardió y lanzó el dardo a un lado.

Verbena.

Karen Tolokónnikova sostenía una pistola con sus manos de una manera muy segura y firme. Como una detective policial... y una Serafín.

—Basta de juegos —amenazó —. Las cosas se harán a mí manera de lo contrario harán que nos maten a todos.

—Y dime... ¿Qué te hace pensar que vamos a seguir tus ordenes? —desafió Stefan.

—Entre todos somos tres vampiros conscientes, una Ancla Sobrenatural y un Cazador de Vampiros púber. Sin mencionar que acabas de atacar a mi chica —añadió Damon.

Jeremy miró a Damon ofendido.

—Estás sola —Caroline miraba a la Médium de hito en hito.

Por toda la habitación se escuchó como muchas armas se recargaban. En cada una de las ventanas de la sala se encontraban hombres con traje. Cada uno de ellos apuntaba a los chicos. Eran demasiados, los vampiros reconocieron que no podían contra ellos sin dejar desprotegidos a Jeremy, Elena y Bonnie.

Damon miró a Karen y sonrió inocente.

—Eso cambia las cosas.

Los hombres dispararon antes de cualquiera pudiera moverse. Los vampiros cayeron al suelo inconscientes por la verbena. Bonnie y Jeremy se quedaron quietos. Dos hombres se acercaron por detrás y les dieron un golpe en la nuca y quedaron inconscientes también.

—Llevenlos al auto —ordenó Karen a los hombres bajando el arma—, la Corte los quiere antes del anochecer.

Miró el mensaje en la pared.

—Limpien eso también—continuó— y hagánlo rápido. No sabemos si ella aún sigue cerca.

—Sí, señorita—respondió uno de los hombres.

Oculta dentro de un tronco hueco en medio del bosque, evitando la luz del sol, estaba Lenabeth Drablow. La cubría una capa que había sacado de una tienda de disfrazes. Fue una decisión de último momento, ella había olvidado por completo que ya no poseía su Anillo. Le había sido arrebatado por Damon Salvatore en la Terrible Noche de 1947. En cuanto la luz del alba tocó su piel corrió a la primera tienda que vio. 

—¿Lenabeth? —la llamó la voz de un muchacho—¿Lenabeth en donde estás?

Ella salió de entre las sombras y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba a espaldas de quién la llamaba.

The Vampire Diaries: Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora