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—Así que te gusta el chileno pero sientes celos por Arthur porque pasan tiempo juntos por su problema entre el francés y el americano, y te quieres confesar pero no tienes el valor de hacerlo y en vez de eso le hablaste por un número desconocido que nadie conoce aparte de tus primos y del cual apostaste con el inglés que quien enamorara primero al chileno se ganaba Las Malvinas metafóricamente hablando, ¿O me equivoco? —Exclama Antonio, Lovino ya estaba enfurecido y enredado con toda esa historia.

—Así es —Le da un sorbo a su bebida. El ambiente del restaurante era agradable.

—Yo opino que eres un idiota.

—Che, decime algo que no sepa.

—El punto es que deberías dejar esa tonta apuesta, hacerle caso a tus primos y confesarte —Bebe un sorbo de jugo.

—Creo que ahora lo que menos importa es esa puta apuesta —Opina Lovino cruzado de brazos.

—Es difícil confesarse, ¿Cómo lo hicieron ustedes dos?

Antonio se atraganta con el jugo que estaba tomando y Lovino se pone rojo como los tomates del pequeño huerto de Antonio.

"Ah... Pensé que ya eran pareja", piensa el argentino, riéndose por la reacción de ambos europeos.

—No soy pareja de este bastardo —Dice Lovino enfurecido, se levanta y se dirige al baño con pasos torpes.

Antonio suspira y mira a Martín negando con la cabeza.

—Vos también deberías confesarte, boludo.

...

Chat entre Manuel y Martín.

Martín: Che, flaco.

Martín: Como no pudimos salir hoy, ¿Qué te parece que salgamos el sábado?

Martín: No aceptaré un no como respuesta. >:(

Martín estaba un poco ansioso por la respuesta del chileno, levantó la cabeza despegando su vista del celular y vio al español y al italiano conversando, bueno, más bien el italiano diciendo groserías (como siempre) y el español sonriendo como todo un idiota enamorado.

"¿Realmente estos dos no han dado el paso?", Se pregunta Martín mirándolos incrédulamente.

Su celular vibra y enseguida se pone nervioso y comienza a hiperventilar, los dos europeos se dieron cuenta de ésto.

—Tú puedes Tincho —Lo anima Antonio.

Martín da un suspiro grande y desbloquea el móvil.

Manuel: Tení buena cuea, el sábado no tengo nada que hacer.

Manuel: ¿Donde siempre?

Martín esboza una gran sonrisa.

Martín: Sí, vos sabés. 😌

Martín deja su celular en la mesa y agacha su cabeza aguantando un chillido nada masculino.

—Bien, ¿Ahora qué hago?

—No sé, no pensé llegar tan lejos —Responde Antonio bobaliconamente.

—Idiotas —Rueda los ojos el italiano —Pues salgan, y cuando las cosas se pongan cursis entre ambos, le dices lo mucho que te trae loco.

—Es difícil que el chileno se vuelva cursi pero te tengo fe Martín —Antonio alza el pulgar.

—Creo que sé cómo hacerlo, pero tengo que hacer algo antes.

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