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"¿Recuerdas donde fue nuestra primera cita oficial?
En ese lugar a las 18:00"

Manuel recuerda solo un lugar el cual había considerado su primera cita formal con Martín, que fue en aquella embarcación que habían subido luego de navidad. Sería muy bochornoso que estuviera esperando allí y el argentino estuviera en Afganistán.

Se encontraba en su casa, acostado mirando al techo como siempre solía hacer antes de salir a algún sitio importante, decisivo. Se hundía en ese color blanco e imaginaba mil y una situaciones, las cuales en su mayoría solían ser exageradas o lo preparaban mentalmente para lanzar putazos si es que la situación lo requería.

Pensó bastante en si pararse, arreglarse el cabello, ponerse un abrigo e ir hacia el lugar, o simplemente quedarse acostado pensando en más situaciones, dejándole claro al argentino que el estar ausente en aquel lugar le daría una respuesta definitiva.

A su vez, quería levantarse, arreglar todo con el chico que le gusta y arreglar todo con un beso, y por otro lado quería quedarse acostado simplemente mirando el techo, sin compromisos ni ataduras.

Y estuvo un buen rato así, hasta que el reloj marcó las 17:30, tan solo le quedaba media hora para ir corriendo hasta allá y hablar.

Por otro lado, Martín se encontraba nervioso, bueno, siempre lo estaba al verse con Manuel, aquel chico siempre le provocaba un escalofrío en la espalda por el hecho de que lo conocía tan bien que temía en lo furioso que quizás se torne la conversación, por lo que también se dedicó un rato a pensar en alguna situación hipotética para prepararse mentalmente.

No miró el techo, pero pensó que si salía media hora antes de la indicada llegaría puntual al muelle, y de paso le serviría para pensar.

Mientras caminaba fue revisando de vez en cuando el celular, con la leve esperanza de recibir una respuesta de Manuel respecto a su mensaje, pero nada, le había dejado el visto. Se preguntaba si realmente iba a ir o lo dejaría plantado.

Pero Manuel no es así, ¿O si...?

...

Manuel ya se hallaba en el lugar.

Llegó un par de minutos antes, lo cual era extraño. Él al igual que las personas de su círculo solían ser muy impuntuales cuando de juntas se trataba.

Suponía que eso ocasionaba los nervios.

En realidad también estuvo con la duda de si Martín iba a llegar, no le había respondido el mensaje ni dio señales de interés en aquella junta, pensaba que quizás Martín pudo interpretar eso como un "no, deja de wear" y eso lo hacía sentir mal. Justo cuando pensó en eso iba en el microbús, ya demasiado tarde para responderle.

Así que decidió esperar.

Revisó el lugar con la mirada, se sentía extrañamente nostálgico estar ahí.

A pesar de que conocía la ciudad como la palma de su mano, no se había percatado lo bonito que era el muelle, donde habían muchas embarcaciones y, entre esas, algunas que recorrían un pequeño pedazo de mar, haciendo toures o diversas actividades a la gente.

Ya estaba atardeciendo, y podía sentir la helada brisa del mar, se arregló la bufanda y se la llevó hasta la nariz. Se sentó en la orilla del muelle, dejando al aire sus pies. Miró el horizonte y observó de reojo que el sol se estaba escondiendo de a poco.

Miró una de las embarcaciones y notó que tenía muchos globos blancos, y de un momento a otro, se exaltó por un sonido fuerte que había resultado ser unas serpentinas que tiraron al aire y unas voces gritando "¡Felicidades a los recién casados!".

A Manuel lo hubiera encontrado un detalle tierno si no fuera porque parte de las serpentinas cayeron al agua.

-Gente culiá rancia –Dijo con una voz lo suficientemente alta para que escucharan.

Algunas personas lo miraron con fastidio, decidieron ignorarlo.

Manuel había desbloqueado un fragmento del recuerdo que había hecho con Martín el día que decidieron hacerse novios haciendo un cursi y empalagoso tour por las aguas: Manuel había dejado el mate de Martín en una de las barandas (la cual era delgada) para acercarse a Martín y ponerlo nervioso, le gustaba ese lado de Martín donde le carcomían los nervios, sin embargo, si no fuera por el codo de Martín, no se hubiera caído el mate al agua.

Le había dado risa esa situación y el hecho de tener que haber negado a los meseros que sólo habían pedido un estúpido té. En la breve relación que tuvo con Martín siempre recordaban eso cuando salían a tomar mate.

Suspiró con un semblante triste.

Se había perdido tanto en sus pensamientos que no se dio cuenta que ya había pasado un buen rato, miró su celular y eran las 18:26, el sol ya estaba casi oculto y se podían percibir en el cielo las estrellas, cada segundo más claras. Miró a su alrededor, ya no habían muchas personas en el lugar y la marea había subido un poquito.

No sabía si esperar un rato más, mandarle un mensaje a Martín, llamarlo o irse desilusionado, lo único que sabía era que por cada minuto que pasaba, más se le estrujaba el corazón y las ganas de llorar aumentaban.

Decidió esperar unos minutos que pasaron fugaces, cerró los ojos y chasqueó la lengua mientras soltaba un improperio.

Se levanta del suelo, mira una vez más el mar y se retira lentamente del lugar.

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Aprovecho esta instancia para decir que por favor intenten informarse lo más que se puedan sobre la situación actual de EE.UU. Mucha de la información se está bajando en las redes sociales o censurando, por lo que pruebas refutables y sostenidas sobre la violencia y abuso hacia los habitantes se están viendo borradas y sin la posibilidad de difusión. (Véase también lo publicado por Annonymous)
Hay muchas campañas en internet en donde se puede donar, o peticiones para firmar, por lo que para las personas que tienen más posibilidad de hacerlo, hacen el cambio de igual manera.
Y para otras personas como yo que no tienen esa posibilidad, el difundir las noticias y pruebas de esta violencia es bien agradecida también. uvu
Recuerden que el cambio viene de uno mismo, y si el pueblo se une se pueden lograr grandes cosas.

C me cuidan💞
El próximo capítulo probablemente sea el final.

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