11.

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Mis ojos se abrieron lentamente, sentía que me hundía y mi cabeza daba vueltas. Me reincorporé en la camilla y noté que estaba sola. Anastasia se ha ido.

Recorrí mi pierna derecha con la mirada de arriba hasta abajo y noté que algo me faltaba: mi pie. La herida que llevaba estaba vendada y manchada de sangre fresca. Luego recorrí con la mirada toda la habitación hasta toparme con una muleta apoyada en la pared, lo había dejado Anastasia, seguramente.

Me reincorporé en la camilla desorientada y traté de ponerme de pie. Pero fue inútil. Me caí.

Me arrastré en dirección hasta la muleta que estaba apoyada en la pared, al lado de la puerta de entrada. Me puse de rodillas y me apoyé de la manija de la puerta, apoyé mi pie izquierdo para levantarme y así lo hice. De manera rápida tomé la muleta y me apoyé en ella.

Tomé el pomo de la puerta y la abrí, dejando ver el pasillo tal como estaba cuando lo abandoné para venir hasta aquí junto con Anastasia.

Caminé con dificultad al final del pasillo donde había otros dos caminos. No sabía que hora era, ni sabía si era de día o de noche, no sabía nada. Exceptuando mi nombre y el porqué estoy aquí.

Aunque ya no me está interesando mucho el porqué estoy aquí sino el cómo salir de aquí.

Al llegar a mi destino, tomé el camino de la izquierda ya que el otro estaba a oscuras y este no. Es obvio.

Al ver una puerta al final, fui hasta ella pero estaba bloqueada. Y no tuve más opción que ir al otro pasillo.

Sudaba como cerda y temblaba como gelatina al no saber con qué o quién trataría allí.

Cuando si un paso hacia adelante, pisé un charco y supuse lo que era ese charco. Seguí caminando mientras escuchaba gotas caer, también supuse lo que era, por lo que no tenía necesidad de mencionarlo.

De repente choqué contra alguien con ropa húmeda puesta. Tomé mi videocámara, lo puse en visión nocturna y apunté hacia aquella persona: un guardia estaba guindando desde un alambre con puyas en él, de su cuello salía sangre sin cesar y toda su ropa estaba llena de ella.

El olor a muerto invadió mis fosas nasales y disgustada, contuve mi respiración hasta pasar de largo aquel cuerpo y seguir mi camino.

Me sentía débil.

No recuerdo cuando fue la última vez que comí aunque sea una galleta, ni la última vez que me di un baño de verdad.

La primera pregunta que se me viene a la cabeza: ¿alguien se estará preguntando por mi allá afuera? Tampoco es vida social sea de lo mejor pero tenía amigos y sabía socializar con las personas.

Me arrepiento de no haber llevado mi celular conmigo; lo había dejado descansar en la mesita de noche. Muy idiota de mi parte.

-¿Me extrañabas?- Volteé a ver para atrás para saber de quién era esa voz.

Sabía que su voz me sonaba familiar.

Sentí un puyaso en mi cuello. Por instinto, levanté la muleta y con una rapidez increíble la golpeé y cayó. Apoyé la muleta de nuevo al suelo, partí camino hacia algún lugar 'seguro'.

Me sentía mareada y veía doble. ¿Qué carajo me hizo? De vez en cuando perdía el equilibrio pero luego me recomponía. Bajé con dificultad unas escaleras que me llevaron rumbo a la recepción. Extrañada, seguí caminando mientras un silencio sepulcral reinaba en el lugar.

Y fue ahí cuando todo desapareció para mi.

La puerta...

Estaba abierta.

¿Soy libre? ¡Soy libre! No lo puedo creer. Me dirigí con rapidez hasta la salida con aires de felicidad. De repente sentí un vacío y sentí un escalofrío, luego algo mojado caía sobre mí.

Estaba en una azotea, en los bordes del edificio, sentada. Y llovía. Sentía como me desvanecía poco a poco hasta caer y sentir un vacío en el estómago.

Luego desperté.

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Hello! Disculpen si este capitulo fue aburrido y corto pero es que no tengo mucha inspiración. Pero en fin, espero que les haya gustado.

¡Las quiero! <3

¡Abrazos jarcors!

«The Panic Asylum»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora