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[2 meses después]



Las personas se conforman con poco, muy poco, no les gusta pedir más, prefieren morirse de la envidia observando y criticando a las pocas que logran todo lo que desean, esas que se esfuerzan aún siendo débiles, esas que se esfuerzan a pesar de tener tantos que prefieren darles su negatividad, siguen luchando, siguen avanzando, eso es admirable.
Yo sigo aquí, esperando por algo que jamás llegará, un hermoso rizado que jamás me notará. ¿Para qué intentarlo? Seguro aquí comienzas a pensar que me cotradigo mucho, a lo que me refiero es que muchas veces intenté imaginarme el momento en que descubra si realmente "J" es quien yo espero que sea, pero, siempre vienen los otros dos escenarios, donde veo que es alguno de los otros dos chicos, y la verdad, me siento egoísta al pensar de esa manera. Entonces aquí es donde me pregunto, si una persona espera conseguir sus metas luchando por lo que quiere, ¿es egoísta?, si por querer, por anhelar, por esperar que sea quien mi corazón quiere, al pensar en que si no lo es, y realmente es alguno de los otros dos, efectivamente me siento malditamente egoísta por no pensar en lo que sentirían ellos.
A mi no me gusta conformarme con poco, tampoco desear demasiado, sólo lo que sé que está bien que quiera y logre. ¿Pero realmente es bueno compararlo con tres chicos sospechosos de una situación mía?

Fijo mi mirada hacia unos niños que jugaban cerca de la banca en que estaba sentado, suelo tomar un tiempo para relajarme unos minutos en el parque cerca de mi casa. Estaba tan distraído, que no noté que alguien se acercaba.

-Hola- Mi corazón se exalta frenético y mi estómago se alborota, como un zoológico dentro de él.

-H-hola- Balbuceo mientras siento mi rostro arder, bajo la mirada y recargo mi cabeza en la palma de mi mano para disimular mi sonrojo.

-¿Puedo sentarme?- Pregunta un rizado mientras resopla con frustración. No me está mirando, está fijo en su cuaderno.

Asiento. Pero no me está viendo, así que pronunció una respuesta afirmativa. A veces soy muy idiota. Él se dispone a tomar asiento, posiciona el cuaderno en su regazo y comienza a escribir, niega furioso mientras arranca la hoja y la hace una bola de papel, su ceño se frunce. Una cabeza estaba concentrada en el ambiente, la otra tenía la incomodidad y los nervios a flor de piel. -¿Mal día?- Pregunto para apaciguar el ambiente.

Al oír mi voz, se tensa, su rostro se levanta con sorpresa, fue como si hubiese sido la primera vez que hablaba conmigo.
Cierra rápidamente su cuaderno. -No, no claro que no, es sólo una tarea muy difícil.- Se encoge de hombros.

-Puedo ayudarte si quieres- Su expresión se suaviza y se converte en una de incrédulidad, comienza a reír, mi ceño se frunce -¿No crees que pueda hacerlo, Joel?

No sé si estoy mirando bien, pero puedo jurar que vi un brillo muy hermoso correr por sus orbez miel.

Ríe con suavidad. -Creeme, no podrás ayudarme en esto.

-Claro que sí.

-Claro que no.- Decidido a demostrarle lo contrario, trato de quitarle el cuaderno, pero es más rápido y se levanta de la banca estirando su brazo hacia arriba, yo, parado de puntas en el suelo, estiro mi brazo, sin embargo, es inútil, sigue siendo más alto que yo. Una idea corre por mi mente, mi mano busca una parte de su cuerpo débil a las cosquillas, se retuerce un poco al ver que toqué su punto débil, su mano logra bajar, y con rapidez, quito el cuaderno de sus manos.

Abro el cuaderno en una página cualquiera. -¡Verás que sí pu...- Me quedo mudo, no sé qué decir, es raro, siempre salen las palabras fluidas desde mi garganta, hoy no es ese momento. Estoy feliz, una parte de mí está saltando de alegría, la otra tiene miedo, mucho miedo.

La letra.

No debí abrirlo.

Aún no estaba listo para esto.

¡Hey, ojitos bonitos! • Joerick • TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora