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Adam no respondió al saludo de su hermano, se quedó inmóvil tratando de asimilar ver a otra persona igual a él.

—¿Por qué no lo llevas a su cuarto, Michael?—dijo Mead tratando de romper la tensión de Adam

—por supuesto, vamos Adam—Michael avanzó escaleras arriba y el chico tomó su maleta siguiendo a Michael

Ambos entraron al cuarto donde Adam se quedaría y el ya mencionado dejo su maleta junto a la cama.

—tal vez te parezca todo raro al principio, pero verás que nos la pasaremos genial—dijo Michael emocionado, realmente le emocionaba la idea de tener un hermano, y poder tener ratos de diversión

Adam sólo miro todo con desconfianza, no se sentía seguro ahí.

—¿Quieres jugar videojuegos?—pregunto Michael llamando la atención de Adam, y por primera vez desde que piso la casa, apareció una sonrisa en su rostro

Ambos fueron emocionados al cuarto de Michael, si había algo con lo cual podías convencer a Adam, era con videojuegos, y más si eran juegos de carreras.

Pusieron el juego y comenzaron a jugar muy alegremente, parecía que nunca los hubieran separado.

—¿Tú sabías que tenías un hermano?—preguntó Adam de repente

—no tenía idea de que existias tú—dijo Michael dejando el control en el suelo—me sorprendí cuando me dijeron que tenía un hermano, pero fue genial, ya que casi siempre he estado sólo

—¿Tu conociste a mamá y papá?—volvió a preguntar

—si—dijo Michael cambiando su tono de voz, como si le diera odio hablar si quiera de ese lugar—no son buenas personas, fueron malos conmigo, más papá, pero eso no importa, fue hace mucho y no vale la pena recordarlo—trato de cambiar de tema

Adam no preguntó más, con la contestación que le dio Michael entendió que ya no querría hablar más del tema.

Al caer la noche, Adam se movía mucho en su cama, parecía tener una pesadilla, en ella veía mucho fuego y personas gritando sin poder ayudarlas, lo que no sabía, era que su subconsciente estaba liberando sus poderes.

Mientras tanto, Mead y Michael estaban en la planta baja terminando de alistar el plan para eliminar a los Samuels.

—recuerda, no tiene que quedar nadie vivo—repitió Mead

Pero algo los distrajo de su plática, un olor a madera quemandose, miraron por la ventana y vieron la casa vecina incendiandose.

—yo no lo hice—dijo Michael con los ojos bien abiertos, ambos se miraron y como si supieran lo que pensaba el otro, se levantaron rápidamente de las sillas para ir al cuarto de Adam

Cuando llegaron, vieron que Adam estaba frente a la ventana con la mano derecha apuntando hacia la casa de los Samuels, su puño estaba cerrado mientras ejercía fuerza en este, su rostro tenía el ceño fruncido.

—Adam—Mead fue hacía el chico tratando de sacarlo de ese trance, pero el chico parecía no prestar atención a su alrededor

Los gritos comenzaron a hacerse oír en la casa de a lado, gritando por ayuda y por el dolor de su piel quemandose. Michael miraba con una sonrisa como su gemelo comenzaba descubrir quien era realmente.

Unos segundos después, Adam regresó a sí mismo, su cuerpo comenzaba a relajarse, y sin ser consiente de lo que pasaba enfrente, miro a Mead y a su hermano.

—¿Ocurre algo?—preguntó confundido, como si no recordará lo que acababa de hacer

—no ocurre nada cariño—Mead trató de evitar que Adam girará su cabeza, pero el olor también llegó a la nariz del chico

Y al voltear, sus ojos no daba credibilidad a lo que veía, la casa de su familia, en llamas. Sin previo aviso, Adam salió corriendo hacia la puerta de la casa, y Michael fue tras de él, cuando Adam llegó al jardín, vio a los bomberos tratando de apagar las llamas, la policía y varios del vecindario asustados por lo que veían.

—!Noooo!—grito Adam lo más fuerte que pudo mientras sus lágrimas salían sin previo aviso, Michael lo detuvo con sus brazos para que no se acercará más, Adam cayó de rodillas al suelo mientras gritaba por su familia, no iba a haber sobrevivientes, eso era seguro

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