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Adam estaba en su cama mientras leía un libro, que Ariel le había regalado después de la prueba, cuando sintió algo extraño dentro de él, como si una corriente helada hubiera pasado por toda su columna vertebral.

—Adam, tenemos que irnos—Michael entró de repente al cuarto de su gemelo

—¿De que hablas?—Adam dejó el libro y se levantó de la cama—¿Ir a donde?

—al Hotel Cortez—le enseñó el dibujo que había hecho hace unos minutos en su cuarto—tenemos que traer algo de ahí

(******)

Al llegar al lugar mencionado, entraron, Adam sin saber que estaban buscando, pero al parecer, Michael sí sabía a quien quería encontrar.

Recorrieron varios pasillos del hotel hasta llegar al último piso, escucharon algunas voces cerca de ellos, y ahí Michael supo que se encontraba la chica.

—sólo los novatos llevan la cuenta—Michael abrió la puerta de donde se escuchaban las voces, dejando ver a un hombre vestido elegantemente y frente a él, una chica de tez morena

Cuando los gemelos entraron, las dos personas los miraron impresionados.

—que espécimen tan interesante-dijo March viendo a Michael—un vivo pero muy íntimo con los muertos

—¿Quién eres tú?—pregunto Queenie

—él es mi hermano, Adam Langdon, yo soy Michael Langdon y venimos a hacer lo que tu suprema no pudo—Michael estiró su mano en dirección a Queenie

Al parecer la chica no se veía convencida de que los gemelos pudieran sacarla de ahí, pero realmente no tenía opción, así que fue con los gemelos hacia la salida del hotel.

—Michael ¿Qué demonios estamos haciendo?—preguntó Adam en la entrada del hotel

—mostrándole que podemos hacer la prueba de las 7 maravillas—dijo como si nada

Al llegar a la entrada, Michael abrió ambas puertas para que Queenie pudiera ver que lo que decía, era verdad.

—vamos—alentó a la chica al ver que no se sentía segura si funcionaría

Pero al dar los primeros pasos fuera del Hotel, no pensó que fuera verdad, miro con la boca abierta a los gemelos son entender como lo habían logrado.

—aún tenemos que ir por una persona más—dijo Michael

"Michael, no se que estas tratando de hacer, pero me está dando un mal presentimiento"

"La suprema no cree que seamos dignos de hacer la prueba, con esto, se dará cuenta que podemos hacer mucho más de lo que ella no pudo, pero necesitamos estar juntos, nuestras fuerzas unidas son aún más poderosas"

Adam suspiro rendido, no podía dejar a Michael sólo en esto, así que tendría que acompañarlo a donde fuera que lo llevará.

—debes estar bromeando—dijo Adam al ver a donde habían llegado—¿Una tienda de servicio?

—créeme, quien está ahí adentro, no la quieren aquí afuera—dijo Queenie a lado de Adam

Los tres entraron a la tienda y Michael recorrió los pasillos buscando a Madison, para su buena suerte la encontró doblando las toallas del pasillo 14.

—¿Quién eres tú?—preguntó Madison al ver a Michael—no eres de aquí, eres diferente a todos los demás

—¿Lo notaste? Hay gente que no sabe que está en su propio infierno y eso lo hace más placentero—bromeó mirando el lugar

—¿Y que haces aquí?—pregunto nuevamente

—vine a sacarte de aquí—Madison rodo los ojos, creyendo que era una mala broma, y regresó a acomodar las toallas que estaban en el suelo

Mientras Michael convencía a Madison de que decía la verdad, Adam recorrió el extraño "infierno" de la chica.

—¿Cómo sería mi infierno personal?—se preguntó observando el lugar

—Adam—Michael lo llamó, y al voltear vio a su hermano con una chica rubia

—¿Hay otro como tú? Vaya, esto se pone cada vez mejor—dijo Madison en forma coqueta

Salieron de la tienda para regresar a la escuela, al parecer esas dos chicas probarian algo, no sabía que, pero debía de ser importante.

Cuando llegaron, los cuatro caminaron en dirección a la entrada, pero cuando estaban a punto de llegar, tres personas venían saliendo de la escuela.

Al ver a ambas chicas, Cordelia palidecio, y aún más al verlas acompañadas de los gemelos, la impresión fue tanta, que Cordelia se desmayó.

Las dos chicas fueron a ver que le había pasado a su suprema, mientras Michael tenía una sonrisa burlona en su rostro, habían logrado demostrarle que tan poderosos eran, y con eso, no se le negaría hacer la prueba de las siete maravillas.

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