Los hombres aman ser seducidos por medio del oído; es por eso precisamente que los gemidos y suspiros los animan a poner el mejor empeño durante el acto.
Tony no dejaba de repetirse eso mentalmente mientras su vista viajaba hacia Stephen. Nunca había intentado hablarle a Stephen durante sus encuentros, más bien era simple sexo para sacar el estrés y tenerlos a ambos más relajados, no eran pareja pero aún así podía sentir cierto sentimiento desarrollarse hacia él.
Espero a que la sala se quedará vacía y se acercó para abrazarlo por la espalda, pegando su nariz al cuello del más alto.
Me encanta cuando usas éste perfume-. Le susurró con una sonrisa y Stephen se giró para verlo.
Tony, hoy no puedo, tengo cosas que hacer en el santuario-. Los labios del millonario se unieron a los ajenos callando sus palabras.
Vamos... Son ya dos semanas y siempre me dices lo mismo, además te queda bien este traje, aunque los dos sabemos cómo te ves mejor-. Tiro un poco de su labio inferior para después separarse con una sonrisa.
Anthony, dije que no-. Se separó del más bajo y salió dejándolo solo.
Tony soltó un bufido y giró los ojos aún con un ligera esperanza de que Stephen volviera.
Stephen se dirigió al baño y se lavo un poco las manos, mientras lo hacía Tony entró y se paró a su lado.
¿Qué pasa? ¿Hice algo que no te gusto?-. Dijo mientras hacía un pequeño puchero.
No, solo he tenido muchas cosas que hacer y lamento no poder atenderte-.
Solo pienso en tí, te extraño-. Lo tomó por los hombros con una sonrisa.
Yo también he pensado en tí-. Beso su frente y antes de que pudiera irse para evadirlo nuevamente Tony tomó la manga del traje del mayor y tiró de esta dejandolo contra la pared.
Pensé mucho en tí... Todas las noches en mi cama... Te extraño mucho-. Beso su cuello lentamente al tiempo que aspiraba su aroma natural mezclado con el de su perfume.
Tony yo...-. Los dientes del castaño se enterraron en su cuello con suavidad.
No lo entiendes... No entiendes cuanto te necesito-. Poco a poco deshizo la mordida y la lamió un poco antes de pegar sus labios a la oreja del mayo. -Te necesito adentro...-. Stephen se mordió el labio inferior para evitar jadear al sentir la mano ajena acariciar su miembro cubierto por la tela de su pantalón.
Para-. Susurro tratando de disimular su agitamiento. -Se que he estado ausenté pero... ¡Anthony!-. Exclamó al sentir que lo mordía pero ahora con más fuerza, cerró los ojos con fuerza y lo tomó de la cintura de la misma manera.
Después de un rato lo soltó, se separó y acomodó su ropa.
Te espero esta noche-. Beso su mejilla y salió del baño dejando a un Stephen necesitado y estaba seguro de que eso lo haría ir esa misma noche a la torre.
Día 20: Dirty Talk