Las fiestas no eran lo suyo, pero su pareja había insistido en que debía tener una así que no le había quedado más que acceder y poner su mejor rostro para recibir a los invitados.
Felicidades Stephen-. La doctora Palmer estrujo a su ex-compañero en un abrazo al que Stephen no tuvo más remedio que corresponder.
Gracias-. Sonrió.
Después de esa felicitación recibió muchas más a las que correspondió con una sonrisa.
Horas después, cuando la fiesta termino, se aflojó un poco el nudo de la corbata y dejo el vaso en la barra al escuchar pasos acercarse a él.
Te gustó la fiesta?-. Sonrió deteniéndose a su lado y tomó el vaso del mayor bebiendo el resto del líquido en el.
Claro, fue… Interesante-. Tomó el mentón del castaño uniendo sus labios un par de segundos que fueron suficientes para percibir el ligero sabor a alcohol de la boca de su pareja. -Te dije que no bebieras, Anthony-.
Tú también lo hiciste-. Se excuso tomando sus manos y haciéndolo caminar en dirección al sofá, al llegar lo sentó y después hizo lo mismo pero en su regazo. -Además, no fue mucho-.
Cuánto significa eso?-. Colocó ambas manos en sus estrechas caderas mientras llevaba sus labios a su acanelado cuello para disfrutar de este en suaves besos.
Solo fueron tres tragos-. Sonrió dejándose hacer. -Sabes que desde que llegaste a mi vida el alcohol ya no es necesario para mí-. Lo apartó un poco para verlo a los ojos. -Te amo-.
También te amo-. Dió una pequeña pero sinsera sonrisa y apoyo su frente en el pecho ajeno.
Te tengo una última sorpresa-. Y de pronto se levantó desapareciendo de entre sus brazos como si de humo se tratará.
Cuál es?-. Lo miró con curiosidad mientras con ayuda de su magia volvía a servirse un trago.
Más vale que atesores esto para toda tú vida porque no pienso repetirlo, animal-. Stephen alzó una ceja viendo como las caderas del genio comenzaban a moverse de un lado a otro, solo para él.
Comenzó a deshacerse de su ropa con lentitud al igual que sus movimientos logrando un aire de seducción en el lugar, Stephen se mordió el labio inferior y trato de tomar sus caderas, para seguramente tomarlo ahí mismo pero su pareja fue más rápida alejándose unos centímetros dejando caer el sacó seguido de la camisa dejando su torso al descubierto. El hechicero soltó un pequeño gruñido al solo recibir un beso.
Ayúdame con el resto-. Susurro contra sus labios, las manos temblorosas se dirigieron al borde del pantalón que quería hacer trisas en ese momento. -Mmm… No, se delicado. Esta ropa es cara-. Dijo un tanto divertido.
Stephen asintió y termino de desvestirle con lentitud, lo tomó de las caderas e hizo que se sentará sobre el de nuevo.
Amor… Este es el mejor regalo que me hayas podido dar-. Sonrió en medio del beso aferrándose más a sus caderas.
No digas idioteces. Vamos a la habitación de una vez-. Respondió el castaño antes de introducir su lengua en la boca del mayor.
Tú mandas-. Abrió un portal frente a ellos y se levantó con su hermosa carga hasta este.
Día 28: Striptease