Capítulo 22

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Nota: Hola bellezas😘, para los que están leyendo por primera vez !bienvenidos! ... Para aquellos que están leyendo la edición quiero darles las gracias por haber sido tan pacientes... Aviso importante: NO SE PUEDE SEGUIR LEYENDO LOS CAPÍTULOS NO EDITADOS PORQUE NO HABRÍA COHERENCIA... La historia esta siendo modificada, algunos capítulos han sido removidos y otros unidos por lo que solo lean las actualizaciones por favor.

¡Ahora si... a leer!👏😍


Apenas las palabras salen de mis labios, miles de emociones pasan por esos hermosos ojos azules que ahora están atravesando mi alma mientras me observan. Y yo rezo porque Derek no me eche de su casa, igual no lo permitiría, él va a escucharme así tenga que amarrarlo a una maldita silla para que lo haga y más, después de haber visto esa escena por aquella ventana...

―¿Por qué, Gabriel? ―La pregunta me tomo desprevenida. ¿Qué quería decir con Por qué?

―¿Por qué, qué? ―digo en un susurro, ambos seguimos en el suelo, y estoy bastante segura que debo verme desastrosa con tierra en mi rostro y cabello.

Sus ojos me escrutan de tal manera que el pulso en mi cuello se dispara y mis manos están sudando. Estúpido castaño, ¿cómo es posible que pueda ponerme así con solo verme? Al final, Derek se levanta y comienza a caminar en círculos cual león enjaulado, mientras sus manos viajan una y otra vez a su cabello dejándolo perfectamente desordenado. Estoy bastante segura que está decidiendo si me atenderá o me sacará volando de su casa, así que antes que pueda inclinarse por la segunda opción, es mejor dejarle claro que no me iré sin hablar.

Apoyo ambas manos en la tierra y me dispongo a por fin levantarme del suelo y de paso recoger mi dignidad que estoy bastante segura quedó enredada en aquellos arbustos cuando me lancé. Antes de poder ponerme en pie, dos manos aparecen en mi campo de visión, mi cabeza se inclina para encontrarme con Derek. Observo mis manos llenas de barro y niego con la cabeza, lo voy a terminar ensuciando todo. Sin embargo sus manos se ciernen en mis muñecas y con delicadeza me levanta del suelo.

―¿Por qué me estás buscando? ―Derek no ha soltado mis manos y su cuerpo está muy cerca del mío, haciendo que todo en mi cerebro haga corto circuito―. Me dijiste que me alejara de ti. Entonces ¿Qué haces aquí?

Es cierto, hace unos días en el lago yo le pedí que se alejara y bueno no estoy exactamente poniéndolo fácil para él, viniendo a su casa para espiar por su ventana... Oh Dios mío, soy una acosadora. Al pensar en eso, una pequeña sonrisa tira de mis labios. Al final el idiota si va a tener razón.

―Me equivoqué ―digo en un susurro, e inmediatamente su ceño se frunce, así que continúo antes que me interrumpa―. No quiero que te alejes de mí Derek. Quiero que me dejes entrar en tu vida, como yo te dejé entrar en la mía.

Él entiende perfectamente a que me estoy refiriendo. Yo quiero saber lo que le ocurre, necesito saberlo, sus cambios de humor, sus ojeras y las faltas constantes a la escuela están por volverme loca. Además, él está ayudándome a resolver mis problemas, lo justo sería que me deje ayudarle con los suyos.

El castaño da un paso hacia atrás y cierra los ojos con fuerza, al tiempo que sus manos se hacen puños. No me gusta verlo así, es como verme a mí misma encerrada en otro cuerpo. Cuando has vivido tanto tiempo con dolor, es fácil reconocerlo en alguien más. Puede cambiar de piel pero su esencia siempre lo delata. Me acerco en silencio hacia él y cierro mis manos sobre las suyas, en un intento de tranquilizarlo.

»Déjame ayudarte, Por favor... ―En ese momento sus ojos se abren y puedo jurar que esta es la mirada más triste que alguien me ha dado en mi vida. No reconozco al chico frente a mí, no hay nada del jovial, coqueto y duro Derek, este chico es pura fragilidad, es dolor y es... real.

Lo que creíamos perdido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora