1. Tiempo

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Narra Paula

Un día más vuelve a sonar la alarma, 6:00 de la mañana.
Me levanté torpemente y como era de esperar de mal humor.
Me vestí y salí de casa, sequé el asiento de mi moto mojado por el agua de la lluvia de anoche y fui directa al trabajo.

-Buenos días-dijo Manolo, un cliente que ya estaba esperando a que abriera la persiana.
-Buenos días, tú no tienes casa o qué-dije riéndome pero con un poco de resquemor.
-A quien madruga Dios le ayuda-lo miré de reojo y me dispuse a encender luces, cafetera etc.
Otro día empezaba y con él mis ganas de cambiar de vida.

La mañana transcurrió entre cañas, cafés y algún que otro bocata. Porfin eran las cuatro de la tarde y tenía una hora para mí.

Fui al bar de al lado, esta vez como clienta. Empecé bebiéndome un café y terminé el descanso con tres tercios en el cuerpo, hora de volver al trabajo.

Narra Malú

Después de terminar una intensa gira siempre viene bien un parón, recargar pilas para en volver dar lo mejor de mí.

Me levanté a eso de las dos del medio dia, aunque seguí en la cama hasta las cinco de la tarde que mis perras reclamaban calle.

Las paseé y volví a casa, hoy toca tele y manta, anoche llovió y hacía un frio muy serio.
Me dormí en el sofá viendo un documental de la dos, me desperté por el hambre, me diriji a la nevera y como era de esperar no había nada, decidí vestirme e ir a un chino.

Iba en el coche, concentrada en la carretera y acompañada por la radio y de repente empezó a salir humo del motor. Aparqué rápido y bajé del coche. Intenté averiguar de dónde venía la avería pero soy una negada para todo eso, llamé a la grua y decidí entrar en un bar algo cutre.

Cuando entré me di cuenta de que sí, era cutre. Una barra vieja enfrente de la entrada. Dos hombres mayores jugaban a las tragaperras y otros tres bebían en la barra. En una mesa próxima a la entrada dos mujeres mayores tomando café y jugando a las cartas.

-Me tienes hasta los cojones-oí alzar la voz a una chica saliendo de la cocina con dos platos en la mano.
-Pues búscate otro trabajo-escuché una voz masculina en el interior de la cocina. Un poco insegura me senté en la vieja silla y esperé a que vinieran a atenderme.

-Buenas noches, ¿qué desea?- se paró la chica frente a mí.
-Una coca cola, por favor.-Asintió dándose la vuelta.
Era una chica de unos veinti seis años, morena con el pelo largo y liso. Me llamó la atención lo delgada que estaba, tenia cara de estar muy cabreada.
Me trajo la coca cola y el vaso estaba sucio, se lo dije calmada y con toda la educación del mundo.
-Es que no sé que hace una cantante internacional como tú en este bar de mierda.-soltó.  Cogió el vaso y lo cambió de mala manera.

La grua por fin estaba fuera, dejé 2  euros encima de la mesa y salí de aquel bar al que tenía la intención de no volver nunca.
En el banco de al lado del coche estaba la camarera fumándose un cigarro y mirando el móvil.
El chico me dijo que el motor de mi coche había muerto, lo enganchó a la grua y se lo llevaron.

Saqué mi móvil para llamar a un taxi y no tenía batería.
-Joder-soplé. La camarera ni me miró.Me acerqué a ella y le pedí llamar.
-Toma-me tendió su móvil.
-Gracias- dije una vez finalizada la llamada. Asintió y se volvió a meter al bar.

Bajé del taxi con muchísimas ganas de entrar en casa. Metí la mano en el bolsillo y no tenía las llaves, ese no era mi día, eso estaba claro. Lo que no podía imaginarme era que ese despiste lo cambiaría todo.

Amor enemigo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora