22.Gente que siempre está, aun que no esté

595 33 1
                                    

Estuve una hora en casa de Malú y me echó.

-A las 10 de la noche te quiero aquí-me señaló con el dedo.
-Que sí-la besé.

Salí de su casa y me quedé en la puerta unos segundos, no caí en que no tenía vehículo y mi casa quedaba a tomar por saco de la de Malú.
Empecé a andar y me metí a un bar unas calles más abajo de la casa de Malú, en mi estado era imposible llegar a mi casa.
Sentándome en la terraza me vibró el móvil, dejé el tercio encima de la mesa y lo saqué del bolsillo. Era un número desconocido.

-¿Si?-encendí un cigarro.
-Felicidades, niñata-fruncí el ceño.
-¿Quién eres?
-¿Qué pasa, enana. Ya no te acuerdas de mí?- reconocí la voz. Sonreí.
-Claro que me acuerdo...
-¿Qué haces? ¿Quieres que nos veamos...?
-Sí-le di la dirección del bar.
-Tardo veinte minutos.
-Hasta ahora-colgué.

Era Inma, la asistente social que llevó mi caso cuando en el colegio alertaron de la situación que había en mi casa.
Una vez cumplí los dieciocho pasó a ser mi amiga, mi hermana. Nos llevabamos 16 años. Pero al cumplir yo 19, tuvimos una pelea, lo que pasa siempre, el orgullo lo jode todo y no volvimos a hablar hasta ese día.
Cuando dejamos de hablar se formó un vacío dentro de mí que seguía estando ahí, me sentí sola, sentí que nadie estaría conmigo durante mucho tiempo por eso me daba miedo sentir algo por Malú, me daba miedo querer.

-¿Qué dices?-dijo acercándose a mí. Me levanté para darle dos besos. Me abrazó. -Te he echado mucho de menos.-cerré los ojos.
-Y yo...

Su olor me volvió a invadir, después de años sus abrazos seguían teniendo el mismo efecto en mí, en ellos me sentía protegida. Pensaba que ya la había olvidado, pero me equivocaba. Seguía necesitándola.

-¿Qué es de tu vida?-preguntó sentándonos.
Le conté todo lo que había pasado, todo... incluyendo a Malú y su mirada hizo que volviera a los quince años, me imaginé en su despacho y a ella con esa mirada, que tanto me imponía, avisándome de que me iba a echar una bronca.

(....)

-Paula, yo necesito disculparme...me pasé mucho pagaste tú lo que ellos me hicieron y tú lo único que intentabas era ayudar...Perdóname.
-No... Perdóname tú a mí... yo sabía que tú estabas muy al límite en todos los sentidos... no debería habermelo tomado así.-paré unos segundos-Inma, tú...-miré mi tercio.- Tú has sido....eres muy importante para mí, te considera mi hermana mayor-sonrió.
-La tata...-añadió con un tono algo melancólico.
-La tata...-repetí.-Y no quiero perderte otra vez...
-No me vas a perder.-me dio la mano.- Tú tambien has sido muy importante y lo vas a ser siempre... Eras... mi hermanita pequeña, la que nunca tuve. Y estos años he necesitado nuestros momentos.... tanto buenos como malos, eran nuestros.-una lágrima bajó por su rostro, se la limpié y apretó mi mano con más fuerza. Mi móvil volvió, era Malú.

-Un segundo-Inma asintió.

Me separé de la mesa y descolgué.

-¿Dónde estás?
-En el bar de al lado de casa, cariño, esperando a que sean las diez.
-Cariño mio, son las diez y media.
-¿¡Qué dices?!
-Vente que está aquí ya todo el mundo.
-¿Todo el mundo?-pregunté. Colgó.

Volví a la mesa.

-Tengo que ir a casa de Malú que a insistido en celebrar mi cumple.
-Vale, enana. Ya nos vemos.-vino a abrazarme.
-Ven conmigo. Malú no conice a nadie de mi entorno, con lo cual, la poca gente que haya imagino que serán su hermano y poco más.
-Vale-sonrió-No todos los días se va a casa de una famosa.-carcajeé. La cogí del brazo y fuimos hacia casa de Malú.

Amor enemigo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora