25. Perderse

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Llevábamos dos horas de viaje,  por lo tanto,  aún nos quedaban casi dos horas más.  No dejaba de preguntarme dónde íbamos y yo no estaba dispuesta a decírselo. 

Íbamos al Altet, un pueblo cerca de Alicante,  muy pequeño.  Era el sitio perfecto para desconectar,  vivía  poca gente y la poca gente que había iba a lo suyo.

(...)

-¿Vamos?-dije bajando del coche.Asintió y me imitó.
Subimos al hotel y dejamos las cosas en la habitación, se tumbó en la cama.
-Ya estamos aquí y todavía no sé dónde es-rei mientras me tumbaba a su lado.
-Estamos en el Altet,  es un pueblo cutre,  pero te viene bien desconectar del mundo.  Es perfecto para eso,  créeme.-sonrió.
-Gracias, mi amor-me besó.-¿Vamos a dar una vuelta?-asenti.

Salimos a la calle y empezamos a andar,  quería llevarla a un bar que había a las afueras del pueblo,  pero como ha he dicho era un pueblo pequeño y se podía ir andando perfectamente.

-¿Y esto?-dijo mirando la fachada del bar.
-Cutre es..-rió.Abrí la puerta y la dejé pasar. 

El camarero nos miró y vino hacia nosotras sonriendo.
-¿Dónde siempre?-preguntó.
-Por favor-le sonreí. Malú se dedicó  a mirar el bar, lo que se veía de él. Era el típico bar de pueblo,  suelo de madera igual que la barra,  las paredes blancas con manchas de todo tipo y cuatro viejos en la barra.-Vamos-le dije sacándola de su cabeza,  seguramente estuviera pensando en donde la había metido.

El camarero abrió una puerta dónde ponía privado. Malú lo miró frunciedo el ceño,  sonreí disimuladamente.  Subimos unas escaleras muy estrechas hasta llegar a otra puerta,  la abrió.
Pasamos y nos sentamos en el sofá de piel.
-¿Qué vais a tomar?
-Una caña-dije
-Coca cola
-En seguida-se fue.

-Que bonito...-dijo fijándose en cada detalle.  Al contrario de la primera planta,  en esta daba gusto estar.  El suelo era de parqué, las paredes eran de piedra decorada por un par de fotos al lado de la puerta. Una chimenea encendida estaba situada al fondo de la sala. Las lámparas emitían una luz tenue y el ventanal que cubría toda la parte derecha de la pared nos dejaba ver el aeropuerto y los aviones saliendo de él. Y en el techo una enorme claraboya nos permitía mirar las estrellas.
-¿Te gusta?-la miré. Asintió sonriendo. 
-No me lo esperaba,  la verdad.-se rascó el pelo.
Después de dos cañas decidí cambiar a la coca cola,  no quería estar borracha el primer día.
-¿Vamos para el hotel?-Pregunté.
-Estoy súper agustito aquí..-suspiró mientras se acomodaba en el enorme sofá.
-Vamos anda.. Están apunto de cerrar,  son las doce y media.-se despertó y se levantó. Se dirigió hacia la puerta mientras yo cogía las fotos.
-Joder...-dijo mirándolas.-Si que venia gente aquí...-hizo una pausa mirando una de las fotos en la que aparecían un hombre, una mujer y una niña pequeña-Esta chica es muy  guapa-señaló a la susodicha-Pero parece que tenga un problema con las drogas, ¿no?-me figé en la foto y suspiré.
-Tiene pinta...-dije con la voz algo quebrada,  no recordaba esa foto. Me miró.
-¿Qué pasa?-dijo confusa.
-Nada,  que soy muy feliz contigo.-la abracé.

(...)
-¿¡PERO ESTO QUÉ ES?!-gritó  en el humbral de la habitación del hotel.
-Feliz aniversario, princesa.

Amor enemigo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora