3. Cárcel de cristal

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Ya tenía comprobado que los calabozos estaban en unas condiciones inhumanas, pero nunca llegué a acostumbrarme y ese día lo pasé peor porque hacia tiempo que no pisaba uno.Tenía que esperar unos días metida ahí, a la espera del juicio rápido, a no ser que pagara una finza que no podía permitirme. Esperaba que Andrea tuviera la decencia de pagarla con lo que sacamos de la casa de Malú, pero llevaba ahí dos días y no había dado señales de vida.

-Vamos, han pagado tu fianza. "Ya era hora" pensé.
Nos  dirijimos a la entrada y no era Andrea la que me esperaba, era Malú. Firmé un montón de papeles, me dieron mis pertenencias y nos fuimos. Malú iba medio metro por delante de mí.

-Sube-dijo muy seca cuando llegamos al coche. Obedecí algo cortada.
-¿Por qué has pagado la fianza?-No sabía que pensar, ¿le robaba y me sacaba del calabozo?
-He hablado con mi abogado, seguramente te caigan 5 años-asentí sin sorprenderme-Y quería hablar  contigo antes del juicio-arqueé las cejas-¿Por qué coño lo hiciste-continuó hablando esta vez con un tono de voz más alto. Yo no me inmuté.
-Fuiste tú la que me dijo que me tocaba ser egoista y pensar sólo en mí-dije sin mirarla.
-Te dije que si necesitabas algo me lo dijeras...-dijo esta vez más calmada.-Esto no era necesario.
-Todos dicen lo mismo y luego nadie está-abrí la puerta del coche-Está vez no iba a ser diferente-dije una vez fuera.

Me alejé del coche mientras me encendía un cigarro. Mentalizándome de que mi vida no iba a cambiar, y si lo hacía, iba a ser sólo a peor.  "A todo el mundo no le puede ir bien." me repetía una y otra vez.

Fui a hablar con mi jefe, llevaba dos días sin ir y no iba a estar muy contento. Entre al bar, que estaba vacío, como siempre a esa hora, Miguel estaba en la barra con el móvil.

-Hola-dije entrando.
-Así que ahora te dedicas a robar, otra vez.
-Sabes que he cambiado, pero necesitaba el dinero
-¡Joder, me lo hubieras pedido!-gritó.
-¿Me lo hubieras dado?-Sopló. Los dos sabiamos que no lo hubiera hecho, me pagaba poco y tarde.

Me dijo que hasta que se solucionara el tema no volviera por el bar, me dio 200€ lo que me pertenecía por lo que llevabamos de mes y me fui.

Me senté en el bar donde siempre iba en los descansos.
Como pensé yéndome del coche de Malú, las cosas sólo podían ir a peor.
Mientras bebía un tercio detrás de otro sólo pensaba en el juicio; pasé desde los 15 hasta los 17 años en un centro de menores, por robos con fuerza, hurtos, vender y alguna que otra pelea, eso era un puto infierno, no quería ni imaginarme lo que sería estar en la cárcel.

De camino a casa la gente me miraba mucho, debía tener muy mala pinta, iba mareada, me paré una vez a vomitar, no podia aguantar hasta casa. Una vez llegué fui directa a la cama, me fumé un peta y me dormí, era lo mejor que podía hacer.

Amor enemigo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora