A pesar de su separación, el exitoso Luis Cepeda, empresario y atractivo alfa deseado por muchas, no puede olvidarse de la omega con la que compartió meses de vida e intensos encuentros sexuales.
Aitana por su parte hace caso omiso a su marca pues...
...—Aitana... ¿puedes concentrarte?, por favor.... Con esa cara es imposible trabajar, ¿Has descansado?—habló el alfa fotógrafo, de la agencia de modelos.
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—L-Lo siento Roi...e-es que hoy no me e-encuentro muy bien. La ve-verdad es que he p-pasado muy mala no-noche.
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—Sabéis que debemos tener esto listo antes de las tres—resopló molesto el alfa ojiazul.
Aitana se echó a llorar.
—Bueno venga...tómate un descanso y continuaremos con la siguiente modelo.
La joven omega agachó la cabeza y caminó hasta los sillones, mientras la maquilladora intentaba de nuevo ocultar sus ojeras y poner algo de más color a su cara pero no servía de mucho, lo que estaba mal realmente no podía ser solucionado con tan solo un poco de maquillaje.
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—Tranquila amiga, no le hagas caso. Tómate tu tiempo—Le dijo su amiga Amaia, rodeandola con sus brazos en señal de apoyo.
También Cris, Miriam y Ana se sumaron al abrazo de las omegas.
—Tranquila Aiti... todas estamos contigo amiga, no te preocupes te ayudaremos.
Tras la sesión fotográfica, las omegas regresaron de nuevo a los vestuarios para cambiarse, antes de irse a casa.
Estaban hablando entre ellas de lo más normal cuando de repente oyeron un golpe tras ellas y al girarse se encontraron a Aitana tirada en el suelo.
Amaia fue la primera en reaccionar, enseguida cogió un bote de colonia y se la puso en la nariz a su amiga inconsciente.
—Aiti...¿Estás bien?, debes ir al médico amiga. Llevas días así...esto no es normal.—habló ésta al verla abrir los ojos.
—N-No no es nada....tan solo estoy cansada.—dijo la más joven incorporándose.
—Debes regresar con tu alfa—habló entonces Miriam—Ya lo he visto antes en mi hermana. Una vez que tu alfa te muerde ya no puedes estar lejos de el por mucho tiempo.
Tras sentarse en uno de los puffs para restablecerse, Aitana miró a sus compañeras de profesión, las cuales la miraban con preocupación y entonces sonrió restándole importancia.
—Tranquilas chicas....e-esto no es nada en s-serio. Se me pa-pasará en cuanto duerma un p-poco.
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