Capítulo siete

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Casi estaba amaneciendo cuando el móvil de Cepeda sonó, el alfa abrió los ojos y torpemente lo buscó por todo el sillón de su salón, en donde se había quedado dormido, después de haberse bebido casi todo el contenido de una botella de whisky escocés, la cual estaba tirada en el suelo y rodó, cuando este le dio con el pie.

—S-Si, di-diga— habló tras encontrar el teléfono y sentarse.

—S-Soy y-yo—escuchó asombrado reconociendo la voz de su omega.

—A-Aitana cariño....¿cielo estás bien? ¿dónde estás?, vuelve a casa por favor—se apuró a decir.

—Luis, s-si....y-ya voy a re-regresar—Dijo la omega casi en un susurró.

—¿Dónde estás?, te oigo muy débil mi amor. Dime en donde te encuentras e iré inmediatamente a buscarte.—dijo desesperado.

—N-No te preocupes, tra-tranquilo tengo q-quien me lleve—dijo ésta antes de cortar la llamada.

El alfa se quedó loco de preocupación, ¿con quién estaba su omega?, ¿por qué no quería que fuese a buscarla?, ¿quién era ese acompañante?, múltiples preguntas azotaban su mente mientras miraba el desastre que había a su alrededor.

El alfa se quedó loco de preocupación, ¿con quién estaba su omega?, ¿por qué no quería que fuese a buscarla?, ¿quién era ese acompañante?, múltiples preguntas azotaban su mente mientras miraba el desastre que había a su alrededor

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Entonces recordó lo sucedido en la noche anterior, cuando frustrado había llegado a su casa, furioso por la rabia de volver a dar palos de ciego con una nueva pista falsa.

Después de salir de su despacho, había vuelto a ir a otro estudio de fotografía para comprobar si Aitana estaba allí pero nuevamente no la había encontrado y entonces lo había pagado con el mobiliario de su salón.

Después de salir de su despacho, había vuelto a ir a otro estudio de fotografía para comprobar si Aitana estaba allí pero nuevamente no la había encontrado y entonces lo había pagado con el mobiliario de su salón

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—Bueno...eso ya no importa— habló de repente dibujando una sonrisa en su rostro— ella ha dicho que volverá...mi pequeña regresará de nuevo a mis brazos.

Luego de eso, el alfa subió a su habitación y se dio una larga ducha, luego se puso una muda limpia y bajó a la cocina.

—Buenos días Nana....Oye, ¿puedes encargarte de que la cocinera prepare para hoy, el plato favorito de mi esposa, por favor?—preguntó a su ama de llaves.

—Pero... entonces, mi niño, ¿regresará mi niña por fin?.

El alfa asintió sonriente, acercándose a la omega y abrazándola tiernamente.

—Si nana, me ha llamado y dijo que hoy regresará a casa.

—Gracias a Dios— suspiró feliz la omega, saltando a los brazos del alfa—al fin se acabará la tristeza en esta casa.

—Si nana, por fin.

—Si nana, por fin

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5. Sigo siendo tu alfa- Aiteda. Omegaverse (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora