Capítulo tres

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Eran las cuatro de la mañana y Aitana seguía tumbada mirando al techo, ya que no conseguía pegar ojo pues su cabeza no dejaba de girar y sus pensamientos la azotaban con múltiples recuerdos, de los meses vividos junto a Luis Cepeda.

Se incorporó bastante molesta consigo misma y tras ponerse las zapatillas, caminó hasta el lavabo, procurando no hacer ruido pues no quería despertar a su amiga Amaia y a su alfa Alfred.

La pareja le había abierto amablemente las puertas de su casa, cuando hacía ya casi dos meses atrás, ella había decidido abandonar la casa de su alfa y desaparecer.

La omega se había estado refugiando en su trabajo y en la amistad, para intentar olvidarse de la necesidad y la agonía que estaba padeciendo, lejos del ser que más amaba en la tierra, después de sus padres tristemente fallecidos.

Una cosa era cierta y no podía engañar a su corazón y a su naturaleza pues ellos sabían de muy buena tinta que la separación la estaba matando, a pesar de que su boca lo negaba y sus fuerzas se resistían.

Enfadada miró su reflejo y acarició la marca de su cuello, la cual en esos momentos odiaba tener y la cual había llevado con orgullo durante casi dos años.

Una marca que había recibido con amor y entrega y de un alfa que creía honesto y fiel pero del que ya no se fiaba pues con el tiempo había descubierto que era muy egoísta y superficial.

Entonces rompió a llorar ante el espejo, sentía impotencia pero también rabia y no sabía como iba a seguir adelante sin Luis a su lado, ni tampoco como iba a afrontar la vida, la cual a pesar de todo lo sucedido, seguía avanzando día a día sin detenerse.

Entonces rompió a llorar ante el espejo, sentía impotencia pero también rabia y no sabía como iba a seguir adelante sin Luis a su lado, ni tampoco como iba a afrontar la vida, la cual a pesar de todo lo sucedido, seguía avanzando día a día sin det...

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5. Sigo siendo tu alfa- Aiteda. Omegaverse (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora