Capítulo 6.

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Harry la llevó hasta un Starbucks cercano donde se sentaron en una pequeña terraza a disfrutar de sus pedidos. 

-¿Qué ha sido de tu vida esta semana? 

-Pues... No mucho, la verdad. He estado todo el día en la cama. 

-¿Puedo preguntar qué os pasó? Zayn no ha dicho nada del tema. 

La chica bajó la mirada y jugó con sus dedos.

-Bueno... Discutimos y eso.

-¿Lo dejásteis por una discusión? Vamos, Ronnie, tienes que aprender a poner mejores excusas. Estábais muy bien como para dejarlo solo por una pelea. 

-No sé, Harry, tuvimos problemas, eso es todo. 

-Está bien, no insisto más. Pero si algún día quieres contármelo, estaré dispuesto a escuchar. 

Ronnie sonrió levemente y le dio un sorbo a su café.

-¿Cómo está él?

-¿Zayn? Bueno... 

El chico dudó un momento.

-Oh, vamos, Harry, no va a pasar nada porque me lo digas.

Harry soltó una pequeña risa y movió la cabeza, haciendo que sus rizos se moviesen al unísono. 

-Está jodido, no te voy a mentir. No sé qué ha pasado, pero piensa que tiene la culpa. 

-Es que la tiene...

-Ronnie...

-Es verdad, Harry, él tiene la culpa. 

-Bueno, da igual. ¿Crees que podréis arreglarlo algún día?

-No lo sé...-Ronnie sacó un cigarro- Es que tampoco quiero atarme a nadie ahora, ¿sabes? No era... No era tan importante para mí. 

-Creo que estás equivocada.

-Harry, se lo que siento. 

-Lo estás negando, Ronnie. 

-Bueno, pues si lo estoy negando es mi problema, ¿vale? Si te ha mandado tu amigo para intentar convencerme de que le perdone, puedes decirle que lo tiene bastante crudo. 

Tras decir esto, la chica se levantó de su asiento, cogió su café y echó a caminar dándole pequeñas caladas a su cigarro. Harry pronto la alcanzó. 

-Eh, lo siento, ¿vale? No quería insistir.

-Está bien, Harry, pero ahora solo quiero irme a casa. 

El chico la agarró por la muñeca e hizo que le mirase a los ojos. 

-Ronnie, se que no quieres seguir hablando conmigo, ¿vale? Pero hazme un favor, piensa en lo que estás haciendo ahora. ¿De verdad vas a decirme que no sientes nada por Zayn? 

La chica se mordió el labio, bajó la mirada y se despidió de él. 

Cuando llegó a su casa, se tiró en la cama e intentó dejar de pensar. 

Durante varios días, Ronnie y Harry compartieron tardes de charlas interminables. No era Zayn, pero también la hacía sentirse muy bien. 

-¿Queréis algo más de comer, chicos?

Anne, la madre de Harry, salió al jardín con una amplia sonrisa. Ronnie seguía sorprendiéndose de lo guapa que era a pesar de su edad. Ahora entendía de dónde había salido Harry. 

-No, gracias.

-No, mamá. 

Se sentó en una silla junto a su hijo y éste la miró intrigado. 

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