Capítulo 8.

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Cuando llegó de nuevo a Londres, la esperaban su madre y su hermano.

-¿Qué tal, hija? ¿Qué tal Effy? ¿Y su madre?

-Están todas muy bien, mamá. Te echan de menos.

-Oh, y yo también a ellas. 

-¿Y qué tal... lo demás?

Ronnie odiaba mentirle a su madre, pero a veces tenía que hacerlo.

-Todo bien, mamá, no he visto a Eric.

La cara de la mujer cambió por completo, adoptando una apariencia más relajada.

-Mejor...

La chica cogió a su hermano pequeño en brazos y le dio un gran beso en la mejilla, y luego entraron juntos en la casa. 

Días más tarde, mientras Ronnie caminaba por la ciudad, se encontró con Harry. 

-¿Dónde ibas?-preguntó caminando a su lado.

-Iba a mirar algo de ropa, pero ya que estás aquí, podíamos ir a tomar un café juntos...

-Perfecto-dijo el chico con una sonrisa. 

Se sentaron en una cafetería y hablaron durante un largo rato. 

-¿Sabes? Conozco a una chica a la que seguro le gustarías...

-Sabes que yo no quiero relaciones.

-Oh, tranquilo, ella tampoco.

-Entonces preséntamela.

-Pero cuidado, es mi mejor amiga, así que como le hagas daño...

Ambos rieron, pero de pronto la chica cesó en su risa. 

-¿Qué pasa?-preguntó Harry al ver su expresión.

-Ahora vuelvo...

La chica se levantó de la mesa y se dirigió a la puerta. La abrió con fuerza y apretó los labios.

-¿Qué coño haces aquí, Eric?

-Solo quería verte.

-¿Me has seguido?

-No, no... Estaba dando una vuelta.

La chica dejó caer los brazos y negó con la cabeza.

-No puedes empezar otra vez, ¿vale? Demuéstrame que has cambiado. 

-Déjame demostrártelo-dijo él acercándose a ella. 

De pronto se paró en seco. 

-Eric, mira, el otro día no se qué me pasó, pero...

-¿Quién es ese? ¿Es el chico del que me hablásteis? ¿Habéis vuelto?-su voz sonaba fría.

-¿Qué?-la chica giró la cabeza hacia dentro del local- Oh, no, ese es Harry, es un amigo.

Volvió a mirar a Eric, que tenía la mandíbula tensa y las manos dentro del abrigo.

-Mira, Ronnie, yo quiero arreglarlo, pero si vas quedando con otros tíos tienes que decírmelo, así no me meto en medio y no te estropeo la cita.

-No es una cita, Eric.

El chico negó con la cabeza.

-Mira, tienes que dejar de hacer esto, ¿vale? Ya tengo tu número, te llamaré algún día, pero no me sigas.

-Está bien, lo siento...

El chico la abrazó suavemente y ella le devolvió el abrazo.

-Tengo que volver a entrar.

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