Capítulo 3.

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-No conseguirás nada, Malik.

El chico la miró de reojo. Le había llamado por su apellido, hacía mucho que nadie lo hacía. 

-¿Por qué no quieres contarme nada de tu vida, Miller?

Scar sonrió, miró al cielo y sacó su propia cajetilla de tabaco.

-¿Para qué quieres saberlo?

-Curiosidad.

-¿Curiosidad?

-Ajá.

-Bueno... Pues tengo un hermano pequeño, Bryan, vivo con mi madre y... Ya está. 

-¿Solo?

-¿Qué más quieres?

Sin darse cuenta, habían llegado a casa de la chica. Subió los tres escalones de piedra que llevaban a la puerta principial y miró a Zayn a los ojos. Por fin estaban a la misma altura. Zayn tenía los ojos marrones, pero a veces cambiaban de color. Ahora mismo, por ejemplo, tenían un color miel extraño, enigmático, bonito. Sonrió levemente y, cuando se dio cuenta de lo que estaba pensando, se ruborizó.

-Tu nombre-dijo Zayn en un susurro. 

Scar enarcó una ceja y sonrió irónica. Se inclinó ligeramente hacia adelante, situándose muy cerca de la cara del chico. 

-Ya te he dicho que no es tan fácil.

Tras esto, le guiñó un ojo, se giró y entró en su casa con una sonrisa. Zayn, por su parte, también sonreía mientras negaba con la cabeza. No iba a ser tan fácil como él pensaba. 

Scar volvió a mirarse al espejo antes de bajar las escaleras corriendo.

-¡Mamá-gritó-, me voy! Adiós, enano.

Le dio un beso en la cabeza a su hermano pequeño, que se cruzó por delante de ella corriendo. 

-No vuelvas muy tarde, cariño.

Cogió las llaves, las guardó en su bolso y salió por la puerta. Miró el reloj de su muñeca y se maldijo a sí misma, otra vez llegaba tarde. Llegó a la puerta del instituto corriendo y vio que su cita ya la estaba esperando. ¿Cita? Borró esa palabra de su mente.

-Lo siento, es que... Tardo mucho en peinarme y eso-dijo sonrojándose.

-No pasa nada-contestó el chico con una sonrisa-. Estás muy guapa.

Scar llevaba un vestido negro ajustado, unas botas militares del mismo color y una cazadora tejana un poco desgastada. Ah, y por supuesto, su inseparable bolso. Él, por su parte, tampoco estaba nada mal. Llevaba unos pantalones color azul marino -¿o eran negros?- y una camiseta blanca que dejaba ver sus tatuajes. En la mano, guardaba su chupa de cuero. 

-Gracias-dijo la chica sonrojándose ligeramente. 

-¿Yo no?-preguntó levantando una ceja.

Scar rió y negó con la cabeza.

-Si, Zayn, tu también estás muy guapo. 

-¿Vamos?-preguntó tras soltar una suave risa.

-Claro.

Ambos caminaron por la amplia acera hasta el restaurante de comida rápida más cercano, a unos diez minutos de dónde habían quedado. 

-Tome asiento, por favor, señorita. 

Zayn estiró la mano como un antiguo caballero, a lo que Scar respondió con una sutil reverencia. Ambos sonrieron y se sentaron uno en frente del otro. Una chica bastante pasada del que sería su peso sano se acercó a ellos mascando chicle estrepitosamente con una pequeña libreta en la mano. 

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