Capítulo 3: Una vez más

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"Si supieras lo que pienso en éste momento, tal vez sabrías que lo eres todo para mí y que cada uno de tus gestos me hieren como mil agujas perforando mi corazón al mismo tiempo"

***

Luego de que terminara la clase–presentación de Jeffrey éste se nos acercó a Hanna y a mí. Mi amiga se lanzó a sus brazos y con una sonrisa de plena dicha le dijo a su tío:

– ¡Haz estado genial! No sabes lo feliz que me hace tenerte de profesor, ya era hora de que mi tío se dignara a darme clases. –gesticuló con fingido reproche.

–Pero Hanna... ¿Quién te ayudaba siempre con tus tareas y explicaba lo que no entendías? ¿Es que acaso eso no cuenta como "darte clases"? –la imitó él. Yo sólo admiraba la escena maravillada. Siempre me había entretenido el ver cómo interactuaban ellos dos, era algo digno de ver.

También observaba lo mucho que se parecían, ambos rubios de pies a cabezas, con la piel tan blanca como la leche, el cabello liso color rubio oscuro, labios rosados, nariz perfilada y respingona, y ojos verde agua. No había duda de que eran parientes, y tenían unos muy buenos genes Australianos.

–No, si no lo haces de manera oficial. –defendió su punto de vista.

– ¡Oh! Creo que me han roto el corazón. ¿Podrías convencerla Amanda? –se dirigió hacia mí, yo reaccioné de una forma un poco brusca ya que me encontraba, como se dice comúnmente, en las nubes.

– ¿Ah? Este... yo... preferiría no opinar –sonreí– He aprendido muchas cosas importantes para la supervivencia y una de ellas es no llevarle, jamás, la contraria a Hanna. –ella me miro con una enorme sonrisa plasmada en su rostro.

– ¿Ves tío? Por eso adoro a ésta chica, es simplemente inteligente. Gente como ella es del tipo que me gusta ver a mi alrededor, por eso es que somos tan grandes amiga. –dijo soltando a su tío para dirigir su abrazo mortal hacia mí.

–Ya lo creo... –asintió Jeffrey.

–Por cierto... volviendo al tema de su entrada a éste colegio como nuestro nuevo profesor de bilogía –le dije a Jeffrey para luego mirar a su sobrina de forma ceñuda y liberándome de su abrazo– ustedes fueron unas personas realmente desconsideradas al no ponerme al tanto de ése asunto. –me crucé de brazos con una expresión de, yo esperaba pareciera, mal humor– De verdad, odio ser la última en enterarse de las cosas importantes.

Jeffrey sonrió acercándose a mí y rodeándome con un brazo, acto que me descompuso por unos momentos, se excusó: –Bueno Amanda, yo creí que Hanna te lo diría, así que espero que me eximas de toda culpa.

– ¡Ey! Buen intento tío –reprochó Hanna mientras agitaba el dedo índice frente al rostro de Jeffrey, en un gesto de total desacuerdo. –Quizás te agrade saber que para compensar éste descuido por parte de mí tío –continuó dirigiéndose a mí y enfatizando esto último– él te colocará excelentes notas en bilogía, y a mí también por supuesto, por ser tu amiga y su sobrina preferida ¿Verdad tío? –concluyó batiendo sus pestañas.

Yo me carcajeé ante la locura de Hanna.

– ¡Pero si eres la única sobrina que tengo! –exclamó Jeffrey.

–Por eso digo... –lo interrumpió Hanna.

–...Eso no significa que te colocaré buenas notas a menos que te las merezcas Hanna –ella hizo un puchero– Y eso no me convencerá jovencita. En cuanto a mi deuda con Amanda –me miró– ¿Qué te parece si vienes ésta noche a cenar con nosotros?

"¡Oh no! esto está tomando un camino peligroso" –pensé.

–Bueno, no es tan genial como mi plan inicial pero sigue siendo bueno ¡Amanda, di que sí! –saltó Hanna.

No existe un "tal vez"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora