Capítulo 7: Contratiempo

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"¿Han oído que no se puede vivir sin amor? Pues el aire es mucho más importante" Dr. House

***

El mes siguiente fue mejor y peor.

Fue mejor porque luego de un sutil "déjame en paz" de mi parte, pude librarme de Miguel y sus invitaciones no deseadas, y peor porque mi amiga decidió cambiarme por su nuevo novio y me dejaba sola la mayor parte del tiempo, además de que mis notas en biología iban cada vez peor. Una semana atrás, Jeffrey me había llamado a parte luego de su clase, para hablar conmigo:

– Srta. Morales –que era como me llamaba cuando estábamos dentro del ámbito profesor estudiante– he quedado realmente sorprendido con las calificaciones que ha obtenido en las evaluaciones que he realizado.

Ya sabía bien que ese "sorprendido por mis calificaciones" no se refería a nada bueno. Estaba consciente de mi fracaso.

– Y la verdad es que no son nada alentadoras –continuó él, aún con su aire de profesor respetable y que a la vez infundía un poco de miedo. Yo quería decirle algo que me justificara, pero la verdad no podía hacerlo sin caer en injurias. – ¿Hay algo que te esté impidiendo un buen desempeño?

Su expresión cambió, al igual que el tono de su voz. Puso una mano en mi hombro como para infundirme confianza e instarme a hablar. Yo quise reír amargamente. La verdad es que ya sabía bien la fuente de mis males.

– ¿A qué se refiere con que algo esté impidiéndome un buen desempeño? –quise saber, tal vez él tuviese una teoría muy ajena a la realidad.

– He visto las notas que has obtenido en las demás asignaturas y me doy cuenta que ésta es la única que se te dificulta. ¿Crees que soy un mal profesor?

Yo abrí mis ojos desmesuradamente. Él no podía creer que era el causante, ¡era irracional! Él era un excelente profesor.

– No, no, no –me apresuré a decir– No tiene nada que ver usted. Usted es excelente. Sí, se me hace un poco más difícil de comprender ciertas cosas, pero tampoco le he puesto suficiente empeño.

– ¿Y por qué no pediste mi ayuda? –inquirió.

– La verdad es que me daba un poco de vergüenza hacerlo. – confesé sonrojándome y desviando la mirada.

– Para nada, no tienes por qué avergonzarte. Yo estoy aquí para ayudar a mis alumnos. Así que de ahora en adelante tomarás clases extra conmigo. ¿De acuerdo? –me sonrió, esa sonrisa que hacía que mi corazón revoloteara. ¡Jeffrey era tan querible!

– De acuerdo –convine.

Cuando le dije a mi madre casi le dió un infarto, porque no se explicaba cómo podía irme tan mal en una materia que era tan "fácil" según ella, y con la que en mis años escolares anteriores no había tenido ningún inconveniente. Al principio le echó la culpa a mi profesor por no ser lo "suficientemente bueno", pero cuando supo que éste se trataba de Jeffrey Green volcó todas sus acusaciones a mi persona, argumentando que me dejé llevar por la camadería y había sido un descuido por mi parte bajar mi rendimiento académico (en esa última parte le di la razón).

Se negó a hablarme durante dos días, y prácticamente me dijo que si no asistía por mí misma a las clases, ella me llevaría ¡Ni que fuera una niña! ¡A veces podía ser tan frustrante! Lo que era inicuo considerando que en las demás materias mi calificación era más alta que la de la mayoría de mis compañeros, aún estaba a tiempo de remediarlo y era la primera vez que me veía envuelta en una situación similar.

"¡Padres! no puedes acostumbrarlos a las buenas calificaciones. Tienes una decaída y ¡saz! arman un drama". Refunfuñaba yo para mis adentros esa noche en mi habitación.

No existe un "tal vez"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora