Capítulo 10: Los puntos sobre las íes

12 2 0
                                    

"La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo"

Maurice Maeterlinck

***

Mi primera reacción ante la repentina muestra de afecto por parte de Jeffrey fue... ninguna. Mi mente era una maraña de razonamientos ilógicos que trataban de buscarle un sentido a lo que estaba pasando ante mis narices, o mejor dicho, ante mis labios.

Estaba en shock, por lo que era incapaz de siquiera recordar mi nombre; luego cuando pude recuperarme – y no tardó más que unos segundos, pero que, a mi gusto, parecieron eternos– pasé al desconcierto, ¿Cómo ese hombre, el hombre al que había amado secreta y platónicamente desde que tenía doce años, podía siquiera estar interesado en mí? ¿Cómo es que deseaba besarme? ¡Por todos los cielos! ¿Por qué lo estaba haciendo?

Por un momento, mientras mi mente casi estallaba ante esos pensamientos, pude deleitarme con el beso ¡sería una idiota si no lo hiciera! Aunque fuese por un corto tiempo. Fui consciente de sus suaves labios que se amoldaban con los míos, su lengua que danzaba en un vaivén con frenesí y de su aliento cálido en mi boca; pero también noté el sabor a un licor fuerte ¿brandy tal vez? entremezclado con menta en su boca.

Inmediatamente caí en cuenta de lo discordante de la situación, del lugar en que nos encontrábamos y me aparté de los brazos de Jeffrey como si de repente él estuviera hecho de fuego y yo me estuviera quemando. Él me miró desconcertado, con una expresión que no mostraba en lo más mínimo arrepentimiento o culpa por lo que había hecho, sobre todo si tomamos en cuenta que unas pocas horas atrás, me había dicho que no debía repetirse.

Cientos de preguntas embargaron mi mente haciendo que diera vueltas y, literalmente, casi explotara ¿Qué quería él de mí? ¿Por qué había cambiado de idea tan de repente?

Necesitaba respuestas. Sin embargo, en contra de todo pronóstico y acción lógica, yo hui. Sin darle derecho a réplica. Sin darnos oportunidad de hablar.

Primero necesitaba pensar con claridad. Estaba confundida, atónita...

Un grupo de mis compañeros del Liceo me detuvo en mi camino y me distraje conversando con ellos como si fuésemos amigos de toda la vida a pesar de que no habíamos tenido mucho contacto en el pasado. La verdad es que no solía ser muy sociable, y si ellos reaccionaron con extrañeza ante mi repentina cercanía, no lo manifestaron; supongo que fue por el hecho de que era la 'anfitriona' y se suponía que debía darles la bienvenida a mis 'invitados', no lo sé, no estaba familiarizada con ese tipo de reuniones.

Al poco tiempo Hanna vino hacia mí y me remolcó nuevamente hacia la mesa donde se encontraban sus amigos, muy a mi pesar. Allí se hallaba el primo de Jhonatan escrutándome con la mirada. En serio, ¿qué le sucedía conmigo?

El resto de la noche no volví a toparme con Jeffrey, cuando mucho lo había divisado un par de veces a lo lejos, pero obligué a mis ojos a fijarse en otra cosa que no fuese el dueño de mi corazón.

No existe un "tal vez"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora