a dream or reality

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Huang Renjun
黄仁俊


Me removía incómodo sobre mi cama, esta noche había ido a dormir más temprano de lo habitual. Me sentía realmente cansado, y un dolor de cabeza me estaba matando. Por ello, a las 22:30 ya estaba en un profundo sueño, mientras los chicos jugaban entre ellos, porque mientras dormitaba podía sentir sus voces en la lejanía. Con la pequeña filtración de luz por debajo de la puerta.

Todo era sereno y agradable, con mi pijama de Moomin, entre la calidez y suavidad de mis sábanas. Un sueño parecía reproducirse en mi cabeza. Me encontraba en un lugar muy conocido para mí, la sala de prácticas. En la compañía. Podía ver a los chicos practicar, incluso estaba yo. Todo era normal, hasta que antes de poder darme cuenta, me quedaba solo. Sin saber a dónde se dirigían los chicos. Uno de los mayores se acercaba a mí, no podía ver su rostro. Pero, él comenzaba a tocar mi cuerpo. Yo no lo alejaba, más, esas manos se sentían cálidas y tan vivas sobre mi piel. Todo pasaba con intensidad, y un calor realmente fuerte me atrapaba. Me retorcía de la lujuria. Esa persona comenzó a frotar su entrepierna, con una dureza considerable, con mi trasero.

Recordaba verlo con una sudadera, y pantalones negros, pero su rostro era una incógnita. Él se mantenía a mis espaldas, fregándose. Hasta que ambos estuvimos frente a frente, pero algo no me dejaba detallar sus facciones. Una nube de misterio cubría todo de él sobre sus hombros. Él sacaba mi miembro erecto de mi ropa, y lo fregaba con el suyo. De a poco, todo se iba desvaneciendo, y un quejido se mezcló entre la realidad a la que hacía frente, y el sueño del que me despertaba.

Respiré pesado, cuando abrí mis ojos, y pude recordar con detalle aquello. El cuarto estaba sumido en una oscuridad total. Aquello, me hizo notar más rápido que estaba muy agitado, mi piel sudada, mi cabello pegado a mi frente. En incluso, mi miembro estaba duro, con mi ropa interior húmeda.

De un segundo a otro, una oleada de vergüenza me recorrió. Estaba tan excitado por un sueño erótico. Aquello no era algo normal para mí, era la primera vez que sucedía, por muy extraño que sonara en un adolescente. Lo que más me afectaba del caso, es que fuera con un hombre. Siempre fui criado con los valores que una familia te vuelca, jamás me imaginé a mí mismo con alguien de mí mismo sexo, y tampoco veía con lujuria aquello. Estaba tan confundido, y más aún cuando mi erección no parecía querer bajarse.

Recordaba una y otra vez esos detalles, esas manos firmes sobre mi cuerpo, aquella calidez. Me hacían sentir calor en todo mi rostro. Estaba tan incómodo, pero sentía algo tan extraño obre esa vergüenza, porque mi miembro no parecía estar descontento con nada de eso. No quería masturbarme pensando en ese sueño, yo no me veía de esa manera. Excitándome por el sexo con un hombre, de por sí, no era una persona que le generara tanta curiosidad el sexo. Por ello los chicos veía mi personalidad con extrañeza.

Un miedo pasó por mi cabeza, ¿Y si mi familia se entera de que hice algo como esto, pensando en un hombre? Era algo imposible, pero pensar en cada cosa con la que fui educado desde pequeño, me hacía sentir culpable. de mi erección, del sueño. Casi era una cuestión moral, de uno mismo y su integridad. Aquello me aterraba.

Estaba al borde de las lágrimas, me sentía muy cansado, y confundido. Solamente quería dormir tranquilo. Sin sueños como esos, ni cosas incomodas en mi entrepierna. Me senté sobre mi cama, mirando donde probablemente Jaemin dormía plácidamente. Una pequeña culpa pasó por mi pecho al pensar que lo iba a despertar, en medio de la noche. Pero, tenía una angustia una desesperación clavada en mi pecho, mis ojos estaban aguados. Necesitaba su ayuda, confiaba a tal punto en él; y más en este momento.

Me deslicé en silencio hasta su cama, sentándome con suavidad en esta. Dudé unos segundos entre si despertarlo o no, hasta que mi mano movió ligeramente su hombro. —Jaemin—lo llamé en un susurro. Él se removió, seguí moviéndolo muy despacio, de a poco sus ojos se abrieron. — ¿Qué pasa? —preguntó con voz ronca, mientras contemplaba su pelo totalmente desordenado, con la poca luz que se filtraba del pasillo. —Necesito tu ayuda— sin quererlo, mi voz se quebró a mitad de la frase, entonces su expresión cambió. Se levantó rápido de su cama, sentándose en ella, Saliendo del sueño con una facilidad increíble. Me miró fijo, con ojos preocupados. Sentía aquel nudo desagradable, y mis ojos otra vez húmedos. —Cuéntame qué pasó —no sabía cómo explicarle la situación sin avergonzarme más de lo que estaba. Solo pude balbucear un poco, más nervioso aún porque tenía sus ojos fijos en mí. Entonces, bajé mi vista al bulto saliendo de mi pantalón. Ambos hicimos aquello a la vez, allí él comprendió la situación. Y dio una mirada, algo confusa.

Se acercó a mí con una expresión difícil de interpretar. —Renjun, ¿Nunca te has masturbado? —preguntó con un tono que, a mi parecer, fue algo burlesco. Lo miré, sintiendo pena, y asentí. — lo he hecho, pero no es por eso. —traté de explicar, con los recuerdos del sueño a flor de piel. —Tuve un sueño, por eso estoy... así. —él asintió lentamente. —Pero, fue con un hombre —aquello salió de mi boca, casi como un susurro. Uno que de seguro él oyó. —Oh, es algo normal. —sus palabras me tomaron casi por sorpresa, de alguna manera me tranquilizaron. Pero, a su vez, un nudo se instaló en mi garganta. Al momento en que nuestras miradas se encontraron, con mis ojos pronosticando lágrimas, me tiré sobre Jaemin en un abrazo.

Él acariciaba mi espalda con tranquilidad, me sentía a gusto en su abrazo. Sollozaba como un niño, ya sin saber qué era más vergonzoso. —Está bien, yo estoy contigo, Renjunnie —repetía con una voz dulce, cerca de mi oído. Su piel era cálida contra la mía, y su toque hipnotizante, en un sentido inocente en lo que yo creía.

De a poco sus manos iban bajando, y lo notaba. Más, no era molesto para mí. Conocía a Jaemin tan bien, que de alguna manera conocía el final de esto. —¿Quieres que te ayude con eso, Renjunnie? —dijo suavemente sobre mi oído. Entre el hueco de su hombro y su cuello, asentí con mi cabeza. Casi obviando cualquier pensamiento adverso.

Algo en mi cabeza, bloqueaba la idea de ver a Jaemin como un hombre, de tal manera en la que me sintiera un enfermo. Por ello, no encontraba incomodidad en él, de una manera extraña. Sus dedos comenzaron a dibujarse en mis caderas, extendiéndose hacía más abajo. Allí juguetearon con avidez sobre el elástico de mi ropa interior. Me veía inquieto, sin saber cómo tomar aquello. Su mano se introdujo dentro de mi ropa, mi cuerpo se tensó con su cálida mano tomo mi erección. Mi rostro de seguro estaría tan rojo como mi cabello.

No entendía de qué modo reaccionar, solo me mantenía entre los pequeños jadeos que escapaban de mis labios. Mi miembro estaba expuesto al gélido aire de la noche, mientras la hábil mano de mi amigo hacia un interesante trabajo con él. Un vaivén lento, y totalmente agradable. Con la penoso que se sentía recibir algo así de tu amigo.

Subía y bajaba, con una velocidad justa, resbalando y acariciando cada centímetro. Me vi sorprendido, al oír un calmado gemido salir de los labios del menor. Entonces me percate, de la erección que el otro mantenía. No sabía cómo sentirme con ello, pero mucho no pude racionalizar, estando al borde de un clímax.

Jaemin, dirigió su mano libre a su propio bulto, sacando su erección de su ropa. Mantuve mis ojos en ella, su tamaño era considerable. E incluso estaba sorprendido, pero aún más por haber tomado mi tiempo en detallarla, siendo un hombre totalmente hetero en lo que podía racionalizar ya. Observé el rostro del otro con una sonrisa, parecía orgulloso.

Su mano siguió masturbándome, fregando su miembro con el mío. Sentía los duro y caliente que él estaba, trayendo el recuerdo del sueño, y lo vivido que fue, a la realidad donde existía. Ambos éramos un lío de jadeos. Mi aliento caliente chocaba con la clavícula de Jaemin, mientras sus gemidos llegaban totalmente cálidos a mi oído. Estaba extasiado de sobre manera, por las sensaciones que eran nuevas para mí, pero ahora me estaban llevando más allá de lo que creía.

Contemplé los ojos cerrados del otro, con sus labios entre abiertos. Estaba por tocar un límite, y eso lo sentía a flor de piel, mientras sujetaba los brazos de Jaemin. Iba a acabar, traté de expresárselo entre balbuceos, pero poco pareció escucharme. Cuando, tomó un ritmo más fuerte, alcanzando ambos ese lugar donde seríamos un lío de semen, y las sábanas un desastre. Confundiendo la realidad con un sueño, solo caí rendido en la cama ajena, sin despertar hasta la mañana siguiente. Con la incógnita del sueño y la realidad.

climax ; nct dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora