- Buenos días. - escuché una voz grave en mi oído, antes de sentir sus labios suaves en mi mejilla.
Me di la vuelta para ver su rostro, sintiendo que el mundo se acabaría si no lo veía pronto, y le dediqué una sonrisa. Él hizo un puchero y arrugó ligeramente su nariz, dándome ganas de apretar sus mejillas.
No puse resistir por mucho tiempo las ganas de sonreír, y es que sus ojos y su nariz perfecta me provocaban mucha ternura. Jaebum me provocaba ternura.
El día anterior, en la cafetería, cuando había reunido el valor para llamarle, él me había encontrado. Tuvo la paciencia de hablar conmigo por horas, entre tazas de café y una torta de chocolate, hasta que me sentí lo suficientemente cómoda para decirle lo que quería:
- Me gustas, Jaebum, de verdad me gustas.
Y en cuanto pronuncié esas palabras, él se encargó del resto. Se encargó de asegurarme que cuidaría de mí, que me protegería, que se aseguraría de ayudarme a superar mis miedos, pero sobretodo, se encargó de hacerme sentir cuánto me quería.
Eso fue todo. Desde ese momento, le había abierto una puerta que había mantenido cerrada, tal y como él había hecho conmigo, y le había invitado a ser parte de mi vida, a ocupar un pedacito de mi corazón.
Jaebum había hecho posible lo que creí imposible.
- ¿Cómo amaneciste? - preguntó al extenderme una taza de café y cuando la recibí, pasó una mano por mi cabello. Sus ojos seguían el camino de su mano, viéndome como si fuese una obra de arte, como si fuese lo más valioso del mundo. Que me viese así provocaba un aleteo en mi pecho.
- Algo cansada. - admití. - Tal vez no debimos ir al cine a la medianoche. - él soltó una carcajada y asintió un par de veces, mientras colocaba una mano en mi espalda baja. Cuando reía, sus ojos casi desaparecían y había descubierto que eso me gustaba mucho.
- Hoy tengo guardia, pero tal vez podemos hacer algo el fin de semana.
- Sí, eso me gustaría. - dejé la taza de café dentro de mi casillero para poder corresponder su gesto y rodearlo con mis brazos por la cintura.
¿Quién era esa nueva Hazel? ¿Qué tenía ese hombre frente a mí para hacerme cambiar tan drásticamente?
- ¿Podemos almorzar juntos? - pregunté en un tono de voz más suave de lo normal, como el de una niña chiquita. A él eso le enterneció completamente y asintió, antes de tocar la punta de mi nariz con su dedo índice.
- Claro que sí. - replicó, pegándome más a su cuerpo y haciéndome sentir mil y un cosas en un segundo. - Voy a terminar rápido con todas las cosas que debo hacer para reunirnos y...
- Doctor Im. - ambos volteamos hacia el recién llegado y casi pude sentir la tensión inundar la sala de descanso.
Yugyeom.
- Doctor Im, lo requieren en su departamento. - dijo, mientras su mirada recorría mis brazos alrededor de Jaebum.
- Ah, bueno. - se limitó a responder Jaebum y como si eso no hubiese ocurrido, me regresó la mirada y se inclinó para besar mi frente. - Pasaré por Pediatría para ir juntos a almorzar, ¿te parece?
- Me parece perfecto.
Jaebum me dirigió una última sonrisa antes de soltarme, tomar sus cosas y salir de la sala de descanso con la frente en alto y los aires de superioridad que llevaba consigo cerca de otros internos que no se llamaran Hazel Ross.
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The Healer | Kim Yugyeom/Im Jaebum
FanfictionHealer: guerrero que encontró el coraje para vencer la oscuridad de su alma y ser la luz que ayuda, motiva e inspira a otros a salir de su propia oscuridad. Prohibida su copia parcial o total.