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Allí estaba él, con su impecable camisa blanca, pantalones ajustados y lentes. Su cabello estaba alborotado, se habían acentuado sus ojeras y esa mirada brillante que alguna vez me había encantado, estaba apagada y sin expresión. Se veía muy diferente al hombre al que recordaba.

Muerto en vida, fue lo primero que se me vino a la mente.



- ¿Qué haces aquí, Jaebum? - pregunté, intentando mantener la seriedad y no dejar espacio para la lástima.

- Eso es lo que iba a preguntarte. - replicó, sonriendo ligeramente, mientras su espalda se recargaba en el respaldar de la silla. - Pensé que estarías en China.

- Vete, Jaebum. - intervino mi mejor amiga con un tono de voz firme, probablemente, al verme tan desorientada. - Vuelve a casa con tu prometida. - la mención de Xinya hizo que Jaebum se estremeciera.



El hombre volteó hacia mí, al instante. Parecía estar buscando una explicación en su mente, aunque no había que darla.



- Tiene razón, Jaebum, deberías volver con Xinya. - apoyé a mi amiga.

- No lo entiendes, mi amor, ella...

- No me llames así. - pedí, cerrando los ojos por unos segundos, dejando que esas dos palabras resonaran en mi cabeza por un par de segundos, antes de echarlas fuera.

- Pero lo eres, Hazel, siempre has sido mi amor. - afirmó.

- Y aún así, te vas a casar con alguien más. - solté sin pensarlo bien, sin detenerme a analizar la forma en la que Jaebum podría interpretarlo.

- No lo entiendes, Hazel. No puedo cargar con más muertes en mi conciencia.

- ¿Más muertes? - intervino Hye, al ver que yo no me movía.

- La prima de Xinya. - explicó Jaebum con oscuridad en su rostro.


Tal vez, había más oscuridad en Jaebum de la que yo quería admitir.


- Todos éramos jóvenes, estudiábamos en la misma escuela y teníamos dinero a nuestra disposición que nos hacía sentir todopoderosos. - tragué saliva, intentando calmarme, intentando asimilar poco a poco lo que estaba pasando. - Un día, tuvimos la estúpida idea de hacer carreras en la playa y nos repartimos en distintos vehículos. Todo parecía ir bien, era una zona que conociamos y por la que habíamos transitado varias veces, pero nos confiamos mucho. - continuó, mientras sus dedos se entrelazaban sobre la mesa.


En mi mente, ya estaba comenzando a imaginar los posibles finales de esa historia. Ninguno era bueno, ninguno defendía la imagen que tenía de Jaebum, la de un hombre hecho y derecho, un hombre recto.


- De pronto, el auto en el que yo iba perdió el control en una curva y chocó contra el auto en el que iba Ching, su prima. Lo próximo que recuerdo es despertar en un hospital y a mis padres intentando explicarme lo que había pasado. - Jaebum se detuvo unos segundos para tomar aire, demostrando cuánto le costaba contar aquello, a pesar de todos los años que habían pasado. Y luego, con los ojos ensombrecidos, soltó: - Nosotros nos salvamos, pero ella no.



Volteé hacia Hye al instante, quien tenía la misma expresión de sorpresa que yo. Ninguna de nosotras esperaba una historia como esa, al menos no de parte de Jaebum.



- Lo lamento. - murmuré.

- Si algo le pasa a Xinya, su familia no me lo perdonará jamás. - se lamentó el mayor, haciendo puños con sus manos, mientras sus ojos veían un punto fijo en la mesa. - Yo no me lo perdonaré jamás.

The Healer | Kim Yugyeom/Im JaebumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora