Capítulo 3 - Qué tan fuerte me deseas?
Bulma había pasado los días siguientes preguntándose si había perdido la razón... 'No puedo creer que hice eso... y a Vegeta! Estoy asombrada de que no me matara... aunque lo hubiera valido... Quiero decir, siempre supe que se veía bien, pero se siente aún mejor de lo que imaginé... Qué estoy diciendo... es Vegeta de quien estoy hablando... todo esto probablemente es inútil, conociéndolo posiblemente no sabría qué hacer con una mujer,' Bulma rió levemente ante la idea. 'Bueno, ha estado evitándome por días, probablemente lo asusté.'
A eso de las once Bulma había reído y sumergido en un profundo sueño suponiendo que Vegeta no iba a intentar nada pronto.
'Esa mujer no tiene idea en lo que se está metiendo,' pensó Vegeta terminando otro día de ininterrumpido entrenamiento. Después del pequeño incidente en la ducha, Vegeta había regresado a la cámara de gravedad para que el intenso entrenamiento aclarara su cabeza.
Gracias a esa molesta madre suya que le llevó sus comidas no tuvo que salir y arriesgarse a ver a Bulma. No estaba listo para eso. Lo había humillado! Al príncipe Saiyajín! Uno de los más fuertes en el universo! Puesto de rodillas por una débil mujer!
Sin embargo, aún con toda la humillación y la rabia, Vegeta sentía que una parte de él estaba verdaderamente impresionado. Sus acciones fueron tan pícaras, tan prefacias, tan Saiyajín. Comenzó a pensar que su oferta podría no ser tan mala idea.
Al principio odió la idea del príncipe de los Saiyajín degradándose a volverse el juguete sexual de una débil mujer humana, sobre todo de esta mujer. Casi deseaba por ella. No podía aceptar lo que había estado pasándole recientemente. Se paralizaba alrededor de ella. No se había dado cuenta de cuán fuerte se había vuelto su deseo por esa mujer hasta el otro día en la ducha. Si hubiese sido cualquier otra mujer la habría matado en un instante por hacer lo que hizo. Pero ella, no podía negarlo más, se había atado dolorosamente a una mujer que lo odiaba. 'Cómo pude haber dejado que esta mujer me hiciera esto! Cómo pude permitirme ser reducido a esto...' Vegeta se dio cuenta que no tenía elección, la necesitaba, y no iba a dejar que su única oportunidad de tenerla desapareciera.
Eran alrededor de las 11:30 cuando Vegeta finalmente había terminado su día. Decidió bañarse en la cámara de gravedad antes de irse ya que la ducha de su habitación era algo que no estaba listo a enfrentar aún. 'Maldita mujer,' pensó Vegeta mientras se ponía rápidamente un par de pantalones de pijama de seda y regresaba a la casa.
Vegeta abrió la puerta para encontrar a Bulma envuelta en sus cobijas y ya dormida. Lentamente, Vegeta caminó hacia su cama y se arrodilló junto a ella. Bulma estaba acostada sobre su costado con un brazo doblado detrás de su cabeza y el otro envuelto alrededor de la cobija.
Ligeramente, Vegeta retiró las cobijas para descubrirla usando unos cortos pantaloncillos y una ajustada camiseta. Se inclinó para inhalar su aroma. 'Oh, disfrutaré esto,' pensó para sí.
Entonces Vegeta la alzó sin hacer ruido para así no despertarla, luego la cargó hacia su propia habitación y gentilmente la acostó en su cama. Bulma gimió un poco confundida, pero estaba cansada como para notar lo que estaba pasando.
Vegeta gateó en la cama junto a ella, envolvió sus brazos fuertemente y susurró en su oído, "Hora de despertar, mujer."
Los ojos de Bulma se abrieron en shock. "Qué demonios!" escupió Bulma intentando sentarse pero fue detenida por dos brazos que se sentían como cadenas.
Una vez que Bulma se dio cuenta de dónde estaba se calmó un poco, "Demonios Vegeta, casi me matas del susto."
"Sí?" preguntó imitando el tono inocente que ella había usado con él unos días atrás.