CAPÍTULO II

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Todo el lugar estaba oscuro, los pasillos de la mansion esaban desolados, y los gritos de sufrimiento de la muchacha eran ignorados por la soledad.

En la cama gigantesca de la habitación, se encontraba la joven de rizos castaño.

Sucia, si, así se sentía la joven.

Muy sucia.

Había traicionado a su amado con el peor monstruo de la tierra, había sido ultrajada por esa bestia que decía amarla, pero ella sabía y queria creer que no era cierto. La muchacha comenzó a sollozar aún más fuerte por la bestia que entró nuevamente a la habitación.


-No tienes otra salida y lo sabes, no quiero que te vuelvas a acercar a ese ... ese...humano - la cara de aquel hombre demoatraba total asco.


- Se llama Matt y tu no puedes hacer eso, eres despreciable- la joven sujetaba fuertemente la sábana.

-Puedo hacer eso y más, porque tu eres mía y sólo mía, no puedes cambiar nuestro destino Katherine-.





















La alarma me despierta y con una mano la apago, me acerco al baño de compartimiento para darme una ducha, al salir me envuelvo con una toalla todo el cuerpo, me acerco a mi cama que ya tiene el uniforme correctamente doblado, más bien ayer por la noche arregle todo para hoy, me pongo la camisa color azul pastel, luego la falda que es negra y muy corta , me coloco la corbata que es a un lado por petición de los señores que quiere que las chicas estén más hermosas para que podamos encontrar a nuestros nuevos amos, por último me coloco las medias naylon blancas largas que me llegan hasta la rodilla y los zapatos con tacón, me sujeto el cabello en una cola con unos mechones de cabello suelto a los lados de la cara, cojo la mochila en la espalda y me dirijo a la salida de la habitación y del departamento, no esperé a Clary- mi compañera de cuarto- porque me dijo que iría con algunos conocidos, acepté y justo ahora me estoy iendo sola.

Todo el campus está vacío por la falta de estudiantes, supongo que ya han de estar todo en sus clases.

Al llegar a centro del establecimiento me di cuenta que el gran reloj marcaba ya mas seis y cincuenta am, maldigo por  lo bajo y comienzo una corrida hacia mi curso. Me detengo abruptamente al girar una esquina y ver como varios señores  pateaban a un chico en el suelo y sangrado , quería enfrentarlos, defender al pobre chico, pero no tuve opción para ello, no hice nada, no tenía el valor suficiente, era una cobarde que trataba de huir de sus problemas ignorando los hechos. Al final sólo camine hacia un lado con la cabeza baja, daba pasos tranquilos, pero de repente pisé algo pegajoso y me resbale, perdiendo el equilibrio me aferre a algo muy duro antes de caer, sabía que el impacto iba a doler, cerré los ojos esperando el choque, pero no, no pasó nada.

Volví a abrir los ojos, y me encontré con unos color dorado, sabía de quienes pertenecían ese color, eran de esas bestias que me causaban temblor con sólo una mirada.

Me quedé paralizada esperando que me atacara o gruñera, pero nada, no pasó nada, y eso me daba más miedo. Sentí como volvía a estar recta y yo seguía en shock por lo sucedido, algo me jalo del brazo llevándome consigo a donde sea que vaya.

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