17. Sueños guajiros.

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Y entonces lo vio, entrando al bar con un elegante traje negro y corbata roja, era muy misterioso y atractivo. Se puso bastante nervioso cuando se acercó con una sonrisa ladina hasta la barra.

—Buenas noches, ¿podrías darme algo suave?, solo vengo a dar la vuelta—su voz era gruesa y le ponía los vellos de punta—, también... ¿Serías tan amable de...?, perdona mi atrevimiento pero, ¿podría saber tu nombre?

Y en un segundo el mundo perfecto de Stuart cayó en mil pedazos cuando su jefe le habló.

— ¡Niño, deja ese libro y ponte a servir que ya van en el segundo plato!

— Y-Ya voy, disculpe... No se vuelve a repetir —tomó la bandeja con los platillos del segundo tiempo y fue a entregarlos rápidamente a la mesa de la quinceañera.

Así fue un rato de aquí para allá entregando platos y sirviendo bebidas, hasta que por fin el de la barra le cambió el lugar. Generalmente no hacía nada, así podría terminar su libro.

De verdad esperaba tener un romance como el de el protagonista del libro algún día. Pasó una hora leyendo el libro en lo que era el vals con los chambelanes, pasaban todos los padrinos, daban la última muñeca y todas esas cosas.

De repente, se percata de que alguien se acerca, un señor con el cabello algo despeinado y con un horrible traje azul con un moño mal puesto. Se puso bastante nervioso cuando ese se acercó con un ligero aroma a alcohol en su aliento.

— ¿Que hubo chavo?, ¿qué estas sirviendo? —le miraba algo extraño y en cierto punto le estaba dando miedo, así que tomó un vaso y le sirvió algo de cerveza—, ¿no tendrás algo más fuerte?, me quiero poner hasta la madre.

El azabache rió y por los nervios Stuart rió un poco también, estaba por servirle otra cosa cuando el recién llegado tomó la cerveza de todas formas.

— ¿Y cómo te llamas, o qué?, ¿a qué horas terminas?

—Eh... pues me llamo...

—Espera, espera... Si adivino, me dejas invitarte algo al rato, ¿va? —Stuart dudó pero acepto, le divertía un poco estar con el extraño.

— Tienes cara de... Pablo, no... ¿Daniel?, ¿Santiago?, ¿Pánfilo?... ¿Esteban? —el más joven negó con la cabeza.

—Me llamo Stuart...

—Esteban, Estuar... Los dos empiezan con E, ¿no?...

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